Una mayoría de países ha hecho frente a la Covid-19 confinando a la población. Pero con el desconfinamiento existe el riesgo de sufrir nuevas oleadas de infecciones. La manera más efectiva de romper la cadena de contagios es la detección precoz: hay que determinar los contactos de cada enfermo y confinarlos hasta tener garantías de que no están infectados. La novedad de esta pandemia es que tenemos a nuestra disposición medios tecnológicos que permiten hacer esta monitorización. Todas las estrategias que se están desarrollando tienen como base los teléfonos móviles, pero las aproximaciones son variadas.

Corea del Sur ha utilizado triangulación de la posición a través de las antenas de telefonía. Esta técnica tiene a su favor que permite la monitorización de todos los móviles, pero dificulta determinar los contactos con precisión. Es por eso que el país asiático ha publicado los desplazamientos de los infectados, de forma que la gente pueda evaluar personalmente su riesgo. Por su parte, Singapur ha optado por el seguimiento del posicionamiento a través de GPS, que tiene una precisión más alta, de unos 5 metros, pero necesita visión de los satélites —lo cual limita su uso en interiores— y requiere instalar una app, que dificulta su uso generalizado, sin el cual pierde gran parte del valor.

Con respecto a la privacidad de las personas, los dos sistemas anteriores son muy invasivos, pues capturan los desplazamientos de todas las personas para determinar los contactos con nuevos infectados.

Recientemente han aparecido propuestas basadas en el Bluetooth, entre las cuales destacan la PanEuropean Privacy-Preserving Proximity Tracing (PEPP-PT), impulsada por un consorcio europeo, y la iniciativa propuesta por Google y Apple.

Tenemos que estar vigilantes, ya que es difícil predecir los malos usos o ataques que puedan surgir. En este sentido, hay que cumplir el principio de minimización de los datos y dar a los usuarios el control y la información necesaria para ejercerlo

La capacidad del Bluetooth para descubrir dispositivos próximos permite determinar los contactos directamente, sin necesidad de monitorizar la posición de los móviles. Cada móvil guarda los identificadores de sus contactos y los responsables de salud publican una lista de los identificadores de personas infectadas. Eso permite que propio móvil determine el riesgo de contagio, en función de la distancia estimada y del tiempo de contacto, sin necesidad de transmitir ninguna información.

Estos sistemas siguen los principios de privacidad en el diseño: el identificador cambia cada pocos minutos para dificultar el rastreo de una persona a partir de lecturas obtenidas en diferentes puntos.

Contar con Google y Apple garantiza un alto potencial de utilización por parte de la población. En una primera fase prevista para principios de mayo será necesario descargarse una app, pero el objetivo es integrar la funcionalidad en las nuevas versiones del sistema operativo.

Aunque esta tecnología prevé preservar el anonimato y pedir el consentimiento a las personas, tenemos que estar vigilantes, ya que es difícil predecir los malos usos o ataques que puedan surgir. En este sentido, hay que cumplir el principio de minimización de los datos y dar a los usuarios el control y la información necesaria para ejercerlo.

 

Maria Àngels Barbarà Fondevila es directora de la Autoritat Catalana de Protecció de Dades