Tal día como hoy del año 1890, hace 129 años, se celebraba en Barcelona la primera huelga general de la historia de Catalunya y de la península Ibérica que reivindicaba la jornada laboral máxima de las ocho horas. El 1 de mayo todavía era laborable, y según la prensa de la época (La Vanguardia, ediciones del 01/05/1890 y 02/05/1890), el seguimiento de aquella huelga fue, casi, del 100%; y en el acto central (la manifestación en la plaza de Palau, delante del edificio del gobierno civil) se reunieron más de 20.000 personas. En aquella época, Barcelona tenía poco más de 400.000 habitantes; por lo cual aquella reunión equivaldría, actualmente, a una concentración de unas ochenta mil personas.

Aquella huelga había sido convocada por las catorce sociedades obreras de Barcelona (principalmente de tendencia anarquista) y se enmarcaba en el contexto reivindicativo de las clases trabajadoras de las zonas industrializadas de Europa y de Norteamérica. Tan sólo ocho años antes (1882), las sociedades obreras de Nueva York habían dado el pistoletazo de salida a la reivindicación de la jornada laboral de las ocho horas. Tendrían que pasar, sin embargo, veintinueve años para alcanzar aquel hito. Sería precisamente Catalunya, después de la Huelga de la Canadiense (1919) ―que se prolongó por espacio de tres meses― el primer país de Europa a instaurar la jornada laboral máxima de las ocho horas.

La misma prensa destaca el carácter cívico, pacífico y festivo de aquella protesta. Relata que los representantes de los trabajadores entregaron el documento que recogía las reivindicaciones obreras al gobernador civil Luís Antúnez Monzón, que felicitó a los dirigentes obreros y se dirigió a la masa concentrada con un "Visca Catalunya!". También se dice que la jornada transcurrió sin incidentes destacables, excepto los safraners que, aprovechando la excepcionalidad de la jornada, intentaron burlar a los consumeros y de algunas carrerillas que se produjeron por la tarde, en la ronda de Sant Antoni, cuando la Guardia Civil a caballo dispersó grupos de personas que merendaban en las terrazas de las tabernas.