Tal día como hoy del año 1830, hace 192 años, el rey Fernando VII ―sexto Borbón en el trono español― derogaba la ley de sucesión fundamental, también conocida como ley sálica, que había decretado su antepasado Felipe V ―primer Borbón en el trono español― en 1713 y que, básicamente, impedía a las mujeres ocupar el trono de España como reinas titulares. La ley sálica había sido decretada a final del conflicto sucesorio hispánico (1705-1715), cuando Carlos de Habsburgo ya había relevado a su difunto hermano José I en el trono austríaco de Viena, y, por lo tanto, su candidatura como monarca hispánico ya no despertaba ningún apoyo entre sus antiguos aliados.

No obstante, el régimen borbónico español quería evitar que las potencias de la antigua alianza austriacista sustituyeran la candidatura de Carlos de Habsburgo al trono de Madrid por la de su sobrina María Josefa de Austria, hija primogénita del difunto José I; y a la que, paradójicamente, Carlos había usurpado el trono de Viena amparándose en la ley sálica austríaca. En el momento en que se decretó la ley sálica española (10 de mayo de 1713), se habían firmado los acuerdos de paz de Utrecht (marzo y abril, 1713), que implicaban la aceptación general del Borbón como rey español y la obtención de importantes compensaciones para las potencias aliadas austriacistas, excepto Catalunya.

Pasados 117 años (1830), Fernando VII estaba gravemente enfermo a causa de sus múltiples excesos y, en sus cuatro matrimonios, sólo había tenido una hija, muerta prematuramente en 1818. En aquel contexto, la reina María Cristina, que temía perder el poder y la invulnerabilidad que habían disfrutado hasta entonces (gobernaban el reino de forma tiránica y corrupta), promovió la derogación de la ley sálica para garantizar la sucesión en favor de la propia descendencia, tanto si era un varón como una mujer. Seis meses y medio después (10 de octubre de 1830) nacía Isabel y, todavía, veintidós meses más tarde, lo hacía María Luisa (30 de enero de 1832).

A la muerte de Fernando VII (29 de septiembre de 1833), su primogénita fue coronada reina titular como Isabel II, pero quien ejerció el poder fue la reina-viuda María Cristina de Borbón, heredera del "bolsillo secreto", un fondo opaco procedente de la venta de la Corona española a Napoleón (1808), que, durante la regencia (1833-1840), fue utilizado para financiar la trama ilegal de esclavos más grande del mundo, y varios intentos de golpe de estado en las jóvenes repúblicas americanas. María Cristina de Borbón, para asegurar la aplicación del nuevo reglamento sucesorio, buscó el apoyo de los liberales españoles, hasta entonces proscritos, que aceptaron con entusiasmo a cambio de gobernar.