El éxito de la manifestación de la Diada superó todas las expectativas, teniendo en cuenta el pesimismo previo que se había instalado en el movimiento independentista, y a buen seguro que tendrá trascendencia. Altera las estrategias de todos los partidos, hasta el punto de poner en peligro la legislatura catalana y también la legislatura española.

La asistencia masiva a la manifestación —no hay movimiento político en Europa con tanta capacidad de convocatoria— pone de manifiesto que los independentistas catalanes pueden estar enfadados con sus representantes, pero tampoco están dispuestos a cambiar de bando y corresponde a los partidos políticos dar respuesta a sus aspiraciones.

Este Onze de Setembre ha sido sin duda la Diada Horribilis para Esquerra Republicana, pese a no faltarle razón para discrepar del manifiesto de la ANC, el llamamiento a la desmovilización del president de la Generalitat y del partido, ha sido mayoritariamente interpretado como la consecuencia lógica de su estrategia favorable a contribuir a la estabilidad política del Gobierno del Estado, que ya estaba generando bastante desgaste en el Ejecutivo y un cierto desconcierto entre la militancia. Es obvio que tanto el Govern de Pere Aragonès como la dirección que lidera Oriol Junqueras tendrán que tomar decisiones que los reconcilien con su base militante y electoral. Y eso solo se puede hacer forzando a Pedro Sánchez desde el Congreso de los Diputados. Y en estas circunstancias ERC no podrá dar apoyo a los presupuestos del Estado si no es a cambio de algo muy trascendente, ya no digo la amnistía y la autodeterminación, pero sí para que se note la desjudicialización con el concurso de la Fiscalía y el aumento del autogobierno con algún traspaso sonado, por ejemplo Rodalies. Es decir, algo que no ha pasado nunca.

ERC tiene a favor la imperiosa necesidad de Sánchez de llegar políticamente vivo a la presidencia española de la Unión Europea, que por turno caerá entre julio y diciembre de 2023. Sin embargo, no está claro que Pedro Sánchez se pueda permitir, tal como está el patio español, concesiones importantes a los independentistas catalanes, y no faltarán poderes fácticos del Estado dispuestos a boicotear cualquier posibilidad de acuerdo presupuestario entre PSOE y ERC. Los jueces en eso han estado siempre implacables. Si ERC no diera apoyo a los presupuestos del Estado y Pedro Sánchez se viera obligado a prorrogarlos, tendrá lugar una ofensiva política no solo del PP para hacer caer al Ejecutivo estatal y forzar elecciones generales anticipadas.

Aferrándose a la teoría que si cae Sánchez vendrán PP y Vox, ERC argumentará que siempre será mejor mantener la misma estrategia que hasta ahora. Entonces la pelota caerá en el tejado de Junts per Catalunya. Sus dirigentes, tanto Jordi Turull como Laura Borràs, ya han dicho que así no podemos seguir. De entrada ya han pedido una reunión estratégica porque consideran que no se está cumpliendo el acuerdo de gobierno y han puesto el debate de política general de este mes como plazo para un cambio de rumbo. ¡Y entre el cambio de rumbo que piden es pactar precisamente una estrategia conjunta en el Congreso de los Diputados!

En Junts gana terreno la teoría que continuando en un Govern tan contestado en el ámbito independentista como el que preside Pere Aragonès, el desgaste afecta más todavía a Junts, porque le impide marcar un discurso y una estrategia propia y diferenciada, que es lo que le tiene que permitir superar a ERC en las elecciones. Si Junts decide marcharse del Govern, lo más probable es que Aragonès convoque elecciones para no dar tiempo a que JxCat levante la cabeza. Ahora bien, antes de eso, la dirección de Junts tendrá que convencer a los consellers y los cargos colocados en la administración de que tienen que terminar y eso también es tan complicado que vete a saber cómo acaba.

La gracia de la política es que nunca hay nada escrito y una mani de la cual nadie esperaba nada puede tener enormes consecuencias. En todo caso, sin ningún tipo de duda, los estrategas de la Moncloa y de Sant Jaume ya se han puesto a estudiar cómo resuelven este nudo gordiano y hagan lo que hagan, el espectáculo ganará en emoción.