A pesar de las muchas incógnitas que todavía rodean el apagón, parece que ya se pueden afirmar un par de cosas: la primera, que las teorías conspiranoicas cibernéticas, estilo rusos al ataque, no tienen ningún sentido; y dos, que el Gobierno las alarga porque ya le va bien marear la perdiz. ¿Qué esconde? ¿Qué información intenta desviar? ¿A quién protege? ¿Qué quiere salvar? Y si estas son las preguntas que cobran fuerza, las respuestas que se intuyen sitúan la cuestión en el plano de la responsabilidad política, la única responsabilidad que no se hace nunca responsable de nada, salvando pocas y honorables excepciones.
No hay que decir que son los técnicos los que pueden hablar con propiedad a la hora de explicar las causas específicas del apagón, pero más allá de la precisión técnica, ya ha quedado claro que el sistema es vulnerable, que la sobrecarga ideológica sobre la cuestión energética ha empeorado esta vulnerabilidad y que la manía contra las centrales nucleares ha remachado el colapso. Si añadimos las privatizaciones del sector energético, y la agencia de colocación que son las energéticas a la hora de garantizar sueldos millonarios a los expolíticos, queda claro que todo trabaja para que la cosa vaya mal.
Empezamos por el final. ¿Qué sabe de eléctricas una tal Beatriz Corredor, abogada de oficio, concejala de la oposición a Madrid, exministra de vivienda con Zapatero, defensora de Pedro Sánchez en sus horas bajas, y colocada a dedo a dirigir la Red Eléctrica española, con un sueldo que en 2024 llegó a 546.000 euros, 530.000 de sueldo fijo, y 16.000 en dietas? Eso de las dietas debe ser porque ganan poco... Es decir, sin tener nada que ver con eléctricas, ni con energía, se coloca a dirigir el sector un personaje, cuyo mérito es haber sido colega de Sánchez cuando le venían mal dadas en casa PSOE. Es la puerta giratoria por excelencia de una enorme retahíla de puertas giratorias de presidentes, exministros, secretarios de Estado y etcétera que se aseguran sueldos de escándalo sin ningún otro mérito que el de vivir de la política. Es cierto que tanto el PP como el PSOE practican este auténtico tráfico de influencias sin pudor, pero cuando estalla un escándalo el foco se sitúa donde hay que situarlo: en la persona que disfruta felizmente de la trona de la puerta giratoria. Y en el caso del apagón, todos los dedos señalan a Beatriz Corredor. La primera cuestión, pues, tiene que ver con esta vergüenza de utilizar las energéticas como un plan de pensiones político: Irresponsabilidad e incompetencia.
Todo ello, el clásico intento de no tener ninguna responsabilidad política cuando hay que asumirlas todas. Es Mazón y la DANA; es Rajoy y los "hilillos" del Prestige; es Corredor y su plan de pensiones. Siempre caen de pie cuando el edificio se hunde
El otro punto es la alegría con la que se perpetraron algunas de las privatizaciones más ruidosas en el pasado —PSOE I PP en conjunción—, y las consecuencias que se derivan de ello. Red Eléctrica Española, por ejemplo, está privatizada parcialmente y tiene limitada su capacidad de inversiones anuales con el fin de garantizar un alto volumen de beneficios de los accionistas. Y aquí radica la segunda cuestión: el servicio público al servicio del beneficio privado.
Finalmente, la cuestión ideológica, vista la obsesión del tándem PSOE-Podemos de fingir que España está en plena carrera verde, que están dispuestos a cerrar todas los nucleares y, al mismo tiempo, están decididos a llenar el país de renovables. Sin entrar en el detalle, que también sería materia de expertos, ya hemos sabido dos cosas del apagón que ponen en cuestión estos principios inamovibles: uno, que la aceleración de renovables, sin tener preparado el sistema para tanta producción, lo ha sobrecargado; y dos, que tener cerradas la mayoría de nucleares ha acabado de colapsarlo. Estas dos variables convergen en una cuestión que es estrictamente ideológica: vender la idea de que el Gobierno de Sánchez tiene sensibilidad ecológica, cosa que es una auténtica broma. Primero porque a estas alturas ya sabemos que la energía más limpia es justamente la nuclear, y que no tiene sentido quedarse sin nuclear por pretendidos motivos de seguridad cuando, al lado del país, en Francia, hay 58 reactores nucleares. Y segundo, porque todo el mundo que entiende del tema asegura que la mejor política ecológica en términos energéticos es la que combina las renovables y las nucleares, cosa que debe parecer un anatema para la dogmática de izquierdas.
Finalmente estaría la cuestión de la gestión informativa: equívocos, distracciones con ciberataques, desvío, propaganda... Todo ello, el clásico intento de no tener ninguna responsabilidad política cuando hay que asumirlas todas. Es Mazón y la DANA; es Rajoy y los "hilillos" del Prestige; es Corredor y su plan de pensiones. Siempre caen de pie cuando el edificio se hunde. Y si no salen adelante, siempre puede haber una conspiración rusa para despistar al personal. La cuestión es mantener la silla y el sueldo, sobre todo cuando es astronómico.