Este papa tiene toques poéticos. Ya ha empezado a adjetivar desde el primer día (la paz "desarmada"), y también ha dicho metafóricamente (o no), que el mal no prevalecerá. No habla como un funcionario eclesial. Dante Alighieri, el escritor florentino que nos ofreció la Divina Comedia el año 1265, también creía como el papa León XIV que el mal no se impondría. Dante disertaba sobre las puertas del infierno no solo como poeta. También era político.
Siglos más tarde, el reconocido diario de la Santa Sede, el Osservatore Romano, mantiene en la cabecera el lema escrito que las puertas del infierno no prevalecerán. Es una frase muy arraigada a la cosmovisión romana-vaticana. Non prevalebunt. No pasarán, las fuerzas de mal. Dentro de la basílica vaticana se lee el pasaje del Evangelio de Mateu que referencia estas palabras de Jesús a Pere: "Tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam. Et portae inferi non praevalebunt adversus eam. Et tibi dabo claves regni caelorum". San Pedro, pues, y ahora su sucesor número 267, el papa León XIV, viven confiados que los enemigos de Dios y de la Iglesia no prevalecerán.
El mal, este misterio inextricable de la vida, no tendrá la última palabra, y este pensamiento no es una ocurrencia naif de tazas de café o frases consoladoras. El mal se debe detener. Los desastres naturales y las enfermedades tienen su zona de prevención, pero no todo se prevé. Hay males que se enfrentan cuando ya han llegado. Que se intentan mitigar o extirpar cuando ya han llegado. En el momento en que el nuevo Papa suelta, justo en las primeras palabras que pronuncia desde el balcón central de la basílica de san Pedro, que el mal no gana, quiere dar una señal de esperanza, que naturalmente en él, que es el papa de Roma, tiene un nombre, y es Jesucristo. No sale el Papa y habla de ganar una guerra con armamento (está en contra), o de vencer con dinero (es bastante austero y huye de la opulencia).
Como matemático, e interesado en estadística, sus cálculos de probabilidad lo acompañarán también en los discursos. Y en la misión que le ha sido confiada, intentará que las sumas salgan. Lo veo de restar poco. De dividir lo mínimo. Y de multiplicar consensos
Tres días después de papa nuevo y continúa el atronador silencio de un buen puñado de católicos norteamericanos, que se pronuncian poco sobre el nuevo Papa. Lo hacen de manera breve, con un "ya veremos" muy poco emocionado. El papa norteamericano que esperaban no era este, y se les nota la decepción. Los analistas de los EE. UU. que conocen bien el catolicismo, como Massimo Fagioli, piden precaución para no acabar decepcionados. Que hay un freno en las formas, ya lo hemos visto enseguida. Pero que no hay frenazo en la dirección, también, y aquí está donde el pensamiento más contrario al papa Francisco no se acaba de sentir cómodo.
La nacionalidad no era tan importante. Y los perfiles híbridos cada vez son más habituales, no solo fruto de la globalización, sino de las decisiones personales: el papa nuevo no es peruano porque los progenitores lo fueran. Lo es porque se ha naturalizado allí por amor a una tierra. Como el cardenal Cristóbal López, nacido en Almería, arzobispo en Rabat y paraguayo, donde vivió 19 años. El hecho de haber incluido la más alta representación femenina vaticana (sor Raffaella Petrini) ya en la misa con los cardenales es una señal de inclusión, de momento litúrgica y secundaria, pero no pasa desapercibida.
Que el papa León XIV no tenga libros escritos, naturalmente, no quiere deicr que no sea un hombre de cultura. De hecho, tenemos gente que escribe que no es un referente cultural. No ha dejado libros como cardenal porque no era un profesor ni un académico. No es Ratzinger 2. Está preparado (matemáticas, derecho canónico y teología lo avalan), y en las citas denota amor por la patrística (los padres de la Iglesia primitiva y de otras épocas que escribían y comentaban la biblia). La manera que tiene de escribir y argumentar el antiguo cardenal Prevost es lógica. Como matemático, e interesado en estadística, sus cálculos de probabilidad lo acompañarán también en los discursos. Y en la misión que le ha sido confiada, intentará que las sumas salgan. Lo veo de restar poco. De dividir el mínimo. Y de multiplicar consensos.