Los últimos días de la presidencia de Donald Trump parecen una versión moderna de los tangos de Carlos Gardel, cuando se despedía de los compañeros de la "barra" o brindaba a la "última farra de mi vida": Trump no deja de convocar a sus seguidores y cambiar de posiciones políticas, como si así pudiera seguir los cuatro próximos años en la Casa Blanca.

Las últimas esperanzas de Trump parecen concentradas en la próxima semana, cuando el Congreso ratificará los resultados electorales: ha convocado a sus seguidores para manifestaciones y marchas por todo el país, en protesta por las irregularidades electorales que —según Trump— dieron la victoria a su rival Joe Biden, cuando en realidad el ganador fue él. Aunque ni jueces de distrito de su partido, ni su ministro de Justicia, ni el Supremo con una mayoría de 6-3 de magistrados conservadores le hayan dado la razón, todavía se apega a la posibilidad de anular los resultados electorales y convencer a suficiente gente de que debe seguir como presidente.

El último intento es del senador Josh Hawley de Missouri, que anunció horas antes de acabar el año que cerraría filas con el grupo de republicanos de la cámara que quieren cuestionar el proceso electoral. Las posibilidades que eso pase son casi inexistentes, por mucho que estas actividades en el Congreso den trabajo a los periodistas y recojan el apoyo de los partidarios mes entusiastas de Trump. Pero eso no impide que Trump todavía siga en la lucha como si no estuviera a punto de salir. Y sus batallas no son por cosas de pequeña importancia: una es el presupuesto de Defensa y el otro la ayuda económica por la Covid.

El presupuesto de Defensa

El presupuesto de Defensa, aprobado por grandes mayorías en ambas cámaras, como es tradicional, es el último punto que está protestando Trump: no está de acuerdo en algunos aspectos internacionales y en otros nacionales, concretamente en el derroque de estatuas de figuras que hoy son políticamente impopulares. Que un presidente vete este presupuesto no es habitual, porque acostumbra a tener el apoyo de tantos congresistas y senadores que le pueden anular el voto, como ya ha hecho la Cámara de Representantes, antes de que llegue a la votación del Senado. Trump decidió seguir adelante con su veto, pero con una mayoría de dos tercios en ambas Cámaras, este quedó anulado.

Algunos medios extranjeros han dado la impresión que anular el veto presidencial es una cosa extraordinaria cuando, de hecho, se han encontrado en esta situación todos los presidentes desde Richard Nixon hasta incluso un personaje tan popular en los Estados Unidos como Ronald Reagan, a quien le ocurrió 9 veces. Lo que no es habitual es llegar a esta lucha sobre el presupuesto de Defensa, donde las declaraciones de patriotismo son suficiente para que todo el mundo le dé apoyo.

El presupuesto es el mayor del país con 740.000 millones de dólares

Sería la primera vez que anulan un veto a Trump, lo que lo sacará del reducido grupo de presidentes que no sufrieron esta derrota legislativa. Una derrota que, en este caso, no tiene mucho sentido: no conseguirá que cambien la ley y sufrirá otra pérdida política en los últimos días de su plazo. Como todos los presupuestos militares, también el de este año comporta un aumento y es el mayor del país. Los 740 mil millones de dólares no representan todos los gastos de las fuerzas armadas, porque debe sumarse el de los veteranos, el segundo presupuesto en volumen, con 250 mil
millones, casi el doble que los gastos de la Seguridad Social.

Las ayudas de la Covid

La otra batalla, todavía más difícil de entender, es la que está luchando por las ayudas de la Covid. Y es tan extraña porque se opone a partes de una ley que firmó hace no muchos días, cuando aceptó ayudas de 600 dólares por persona. Pero una vez aceptada la ley, le pareció mal y ahora quiere que los cheques sean de 2000$, lo que ha llevado a otra lucha política en Washington donde, curiosamente, el presidente republicano está del lado de los legisladores demócratas.

Es difícil prever todavía si, cuando llegue el 20 de enero, día que la Constitución ha establecido para la transferencia de poderes, Trump mantendrá la costumbre de ir al Capitolio, como es tradicional, para el juramento de cargo de Joe Biden. Tanto si va o no a la ceremonia, sus próximas batallas podrían ser no políticas, si no jurídicas, porque los fiscales y abogados de Nueva York ya lo están esperando impacientemente para acusarlo de cargos todavía no determinados en sus pagos de impuestos y la legalidad de sus negocios.

A Trump no lo podría salvar prácticamente a nadie si lo condenan a prisión, porque los juicios contra él serían del estado de Nueva York y no federales, lo que significa que incluso si Biden quisiera indultarlo para evitar una crisis política, no tendría potestad para hacerlo, ya que sólo puede actuar en caso de sentencias federales.

¿Posible huida?

Trump entrante avión

Imagen: LO

El mismo Trump ha dicho a veces en actos electorales que si pierde las elecciones quizás tendría que abandonar el país, aunque no ha especificado que tendría que ser un lugar sin tratados de extradición con los Estados Unidos.

Tendrís posibilidades en los Emiratos Árabes, donde se encuentra el rey emérito, o en Arabia Saudita donde ha hecho amistad con el príncipe heredero Mohammed bin Salman —aunque en ambos países sería relativamente pobre y podría tener complejos— igual que en otros vecinos productores de petróleo que tampoco tienen extradición.
Quedan muchos otros, pero seguramente no querría ir a Afganistán, Bosnia, Burkina Fasso, Eritrea u otros países del Tercer Mundo. También hay lugares con grandes perspectivas por sus negocios, pero seguramente no lo están esperando en China o en Rusia, y no está muy claro que el Vaticano sea un lugar más favorable, mientras que Andorra le podría quedar un poco pequeña.

Nada se compara con su piso en Manhattan, decorado con oro, o las playas y campos de golf de Mar-a-Lago que han sido, hasta ahora, la "Casa Blanca de invierno", donde Trump podría jugar al golf en medio del invierno rodeado de otros superricos... si no fuera porque le han dicho que no lo quieren de vecino.