Teniente fiscal. Suena tan potente que cuando lo oyes ya pones las manitas juntas para que te esposen. Pues bien, el señor Luis Navajas tiene este cargo. De momento. Porque dentro de 80 días se jubila. 80 días, justo el tiempo necesario para dar la vuelta al mundo con Willy Fog y volver a la hora exacta en que puede pasar a recoger el preceptivo reloj de homenaje y decirle al Estado judicial paralelo: "Con vuestro pan os lo comáis".

Pero como todavía es el número dos de la Fiscalía, antes de marcharse ha aprovechado para desmontar la campaña que el sector fiscafina de su gremio había montado contra él y consistente en ir explicando que trabajaba a las órdenes del Gobierno en la cuestión de las querellas por la Covid. Y, ni corto ni perezoso, Navajas se fue a ver a Carlos Alsina (Onda Cero) para explicar que, justamente, la cosa había ido al revés. Que era él quien había recibido presiones de dos fiscales "contaminados ideológicamente" para que fuera a por el Gobierno. Y ahora usted me dirá: "¿Dos fiscales contaminados ideológicamente presionando a favor del PP y VOX? ¡IM-POSI-BLE!". Sí, servidor de usted pensó lo mismo. Y cuando el señor Navajas dijo que la una era Consuelo Madrigal, ex fiscal general del Estado, e insinuó que el otro era Fidel Cadena, me desmayé del impacto. Por inesperado.

¿El número dos de la Fiscalía española ha dicho que fue presionado por dos fiscales del Tribunal Supremo, que además participaron en el juicio del escarmiento contra el independentismo con sumo gusto? ¿El número dos de la Fiscalía española está afirmando que dos de los fiscales con más responsabilidad en el tribunal más importante de España defienden posiciones de partidos políticos, actúan a su dictado y quieren imponer su criterio a sus compañeros? "Pues si hacen eso con él, que tiene el cargo que tiene y un prestigio de años, ¿qué no deben hacer estos dos con los fiscales que tienen por debajo?", pensé al oír al señor Navajas. Pero no, eso que explica el teniente fiscal no puede ser. ¡NO PUEDE SER! Debe estar confundido. ¿Fiscales cometiendo ilegalidades? ¿En España? No, hombre, no. Es imposible. Y mucho menos la semana en que Pedro Sánchez ha dicho que "quien se empeña en judicializar el conflicto es el independentismo al no respetar la legalidad".

¡Respetar la legalidad! La misma semana en que, casualidades de la vida moderna, la justicia ha dejado en libertad (con cargos, pero en libertad) a dos neonazis detenidos en la Pobla de Cérvoles (Les Garrigues) y en El Campello (Alacantí) acusados de organizar un grupo terrorista y supremacista blanco para atacar, con violencia, a grupos de extranjeros. Una circunstancia que ha coincidido con el primer aniversario de las detenciones en Catalunya por parte de la Guardia Civil de varias personas acusadas de terrorismo. Personas de quien se publicó que tenían Goma-2 y objetivos marcados para atentar en breve, después que tenían "precursores de explosivos", posteriormente resultó que eran 100 gramos de petardos y al final les encontraron unas ollas y un mechero de propaganda de La Caixa. Hace un año que estos detenidos, como que no eran neonazis sino indepes, se comieron con patatas cuatro meses de prisión gracias a esta justicia de la que habla el señor Navajas.

Pero no, no puede ser. ¿Se debe haber fijado mal, verdad? Claro, como ya está a punto de jubilarse...