Hay pocas leyes de hierro en ciencias sociales. Se suelen reservar para las ciencias duras. Sin embargo, el politólogo John May osó formular una llamada de la "disparidad curvilínea", según la cual los militantes de los partidos políticos siempre son más radicales que los votantes y las direcciones, que tienden a moderar sus postulados con el fin de maximizar los resultados electorales. Lisa y llanamente: a unos les interesa la pureza ideológica, a los otros ganar elecciones. Vamos a ver si eso es así siempre y en todos los casos.

25 de noviembre. ERC pregunta a la militancia si avala el rechazo a la investidura de Pedro Sánchez a no ser que se active una mesa de negociación. La participación alcanza un máximo histórico del 70% y el apoyo a la estrategia de la dirección nacional es masivo, con un incontestable 94,6% de los votos.

ERC afronta el proceso de conformación del nuevo ejecutivo español con determinación monolítica

Resultados en mano, pues, está claro que no hay "disparidad" ideológica entre militancia y dirección, cuando menos en esta cuestión. ERC afronta el proceso de conformación del nuevo ejecutivo español con determinación monolítica.

Leyendo las cifras en clave hermenéutica, se me revela un triple varapalo.

Manotazo a las voces que han señalado ―de manera tan insistente como interesada― el progresivo distanciamiento de la dirección de ERC respecto de sus bases. Si bien es cierto que la capacidad crítica es consustancial al ADN de los republicanos, no lo es menos que el partido ha tomado un rumbo claro, no errático, compartido por una mayoría muy amplia de la estructura.

Latigazo, también, a los que vaticinaban una abstención gratuita a la investidura. En absoluto. La disposición al diálogo es sincera pero lo es más la exigencia de garantías de una negociación franca, entre iguales y con soluciones vinculantes por las partes.

Y finalmente, bofetada a las pretensiones de un parto indoloro en el gobierno de coalición entre PSOE y Podemos. La rapidez con que se pusieron de acuerdo choca ahora con una abstención republicana que cotiza al alza. Estaban advertidos: "Septiembre nos complica la vida política a todos y el otoño no será un buen momento para hacer política, por motivos obvios”. Rufián dixit, refiriéndose a la sentencia del procés.

La pelota está en el tejado de Sánchez. Si la toca como Messi o se marca un gol en propia puerta, es decisión suya.

 

Josep Pena i Sant, politólogo