Desde la distancia, Pekín ofreció este martes un llamativo espectáculo de teatro de sombras ante el mundo congregado virtualmente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. 

Tratando de superar la tardía reacción de la ONU y la OMS, António Guterres buscó pasar rápido y de inmediato cedió la palabra a los hombres fuertes de los grandes bloques del momento: Donald Trump y Xi Jinping.

El fogoso presidente norteamericano no se anduvo con rodeos y afirmó que el gigante asiático debe rendir cuentas por "haber desatado esta plaga en el mundo" permitiendo que los vuelos de China salieran al extranjero mientras estaban prohibidos los vuelos domésticos. También mencionó abusos en el área comercial y reivindicó la salida estadounidense del acuerdo con Irán, país al que llamó "el Estado patrocinador líder del terrorismo". Hizo referencia al poderío militar de EE.UU., que ha destinado 2,5 billones de dólares en los últimos cuatro años, y que espera no utilizar. Ello ha permitido los acuerdos que su gobierno ha facilitado entre Israel y los Emiratos Árabes y Baréin, que calificó de un nuevo amanecer en Oriente Medio. 

Escudándose en las vacunas que, según prometió, llegarán pronto, escondió su lamentable gestión de la pandemia, algo que el pueblo americano juzgará en las próximas elecciones de noviembre.

"El mundo no se puede permitir un futuro en que las dos primeras economías partan el globo en una gran fractura, cada una con sus propias normas comerciales y financieras", adivirtió Guterres

Y llegó el turno a Xi Jinping, que tuvo dos fases. Una primera, que tuvo lugar la víspera de la Asamblea General. El lunes 21 de septiembre, Xi presidió una reunión de alto nivel en Pekín donde arremetió contra Trump sin contemplaciones diplomáticas. El líder del Partido Comunista chino mostró su oposición al unilateralismo, la intimidación por alguien que actúe como jefe del mundo. Y añadió: "Menos aún debe permitírsele en el orden internacional, jactándose de su hegemonía, matonería y prepotencia", según Xi, que olvidó que Trump no ha iniciado ninguna guerra. En cualquier caso, condenó el intento de Washington de "atentar contra la paz y la estabilidad mundiales".

La segunda fase tuvo lugar en la cumbre de la ONU. Allí dijo a través de un vídeo: "Las competencias existen, pero deben ser positivas y virtuosas, respetando los límites morales y reglas internacionales. A todos los países nos incumbe actuar como tal, ofrecer más bienes públicos globales y asumir nuestros compromisos y responsabilidades correspondientes". Esta es una de las citas que la agencia oficial Xinhuan distribuyó urbi et orbi tras su discurso.

 Por su parte, el presidente francés Macron recalcó la importancia del multilateralismo para que Europa no quede atrapada en el conflicto chino-americano. 

En cualquier caso, ciertamente, hay un temor general a un "desacoplamiento" de los dos gigantes. El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que "nos estamos moviendo en una dirección muy peligrosa". El portugués indicó que "el mundo no se puede permitir un futuro en que las dos primeras economías partan el globo en una gran fractura, cada una con sus propias normas comerciales y financieras". Y agregó que una "división tecnológica y global tiene el riesgo de convertirse en una división geoestratégica". Un comentario económicamente valioso, pero, desgraciadamente, posiblemente premonitorio.