Europa vive horas de alta tensión a causa de la polémica protección de sus fronteras ante una llegada masiva de africanos que, además, puede incrementarse en los próximos años. Inicialmente estaba prevista sobre esta cuestión una cumbre de la UE para los días 28 y 29 de junio, pero, ante los enfrentamientos crecientes entre Estados miembros, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha convocado una reunión de emergencia este domingo.

El reciente caso del Aquarius, con 630 emigrantes a bordo, acogido en València, ha provocado una polvareda tal que ha obligado estos días a elaborar un borrador previo de declaración conjunta, promovido por la canciller Angela Merkel (CDU) ante las presiones de su ministro del Interior, Horst Seehofer (CSU), dispuesto a integrarse en una coalición Múnich-Viena-Roma. El canciller austriaco, Sebastian Kurz, que hace días se reunió con Seehofer, ha declarado que "no todos tienen derecho a vivir en Europa". Austria se pondrá a la cabeza de la UE a partir del 1 de julio.

Las migraciones van a perturbar el mercado de trabajo en Europa y especialmente representarán una competencia significativa para los trabajadores locales poco formados, según la OCDE.

A medio plazo, la situación puede empeorar dada la evolución de la demografía y las rutas de las emigraciones. En el caso de los africanos, entre el 70% y el 80% escogen Europa como destino. El problema está en que, si África cuenta ahora con 1.300 millones de habitantes, en 2050 esa cifra ascenderá a 2.500 millones, frente a los 450 millones que tendrá Europa, según el especialista en ese continente Stephen Smith. "Por cada europeo próximo a los 50 años, habrá tres africanos de menos de 30 años". "Europa se va a africanizar", advierte. A fin de evitar esa deriva, la UE se ha comprometido a invertir en África para favorecer el crecimiento interno y así frenar la huida al exterior.

Pero Smith señala que "no son los más pobres de los pobres los que parten; para marcharse hacen falta diplomas, una actitud de tirar para adelante”. Y añade que “las grandes ciudades africanas no pueden dar respuesta a esas aspiraciones: el 90% están constituidas por chabolas, no son centros de producción, que hacen bajar la natalidad". Son, por tanto, las fuerzas vivas las que se van.

¿Una Euroáfrica no permitiría resolver el problema de las pensiones en Europa teniendo en cuenta su baja tasa de natalidad? De hecho, un informe de las Naciones Unidas preconizaba una inmigración importante y regular en Europa hasta el 2060 para paliar el declive demográfico.

Alto, alto, previene Stephen Smith. "Para estabilizar su población activa, Europa debería acoger 1,6 millones de extranjeros, el doble del decenio de 1990. Si buscase estabilizar la proporción de activos y jubilados, la ratio de dependencia, el informe de las Naciones Unidas indicaba que debería acoger cada año 13 millones de recién llegados. En 2050, las tres cuartas partes de su población serían entonces africanos o hijos de africanos, algo inaceptable políticamente".

Bajo esta perspectiva, la cumbre europea del próximo fin de semana quizá deba contemplarse como un intento de evitar un choque político grave entre el núcleo duro y los países del grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia) junto a Italia y las reticencias en la misma Alemania, antes que la resolución de un problema que seguirá pesando fuertemente sobre el continente en los próximos años.