El director del Centro de Investigaciones Sociológicas, más conocido como CIS, José Félix Tezanos, acaba de declarar que no piensa volver a incluir en los estudios de opinión que regularmente realiza el organismo oficial ninguna pregunta sobre la Corona, la valoración de Felipe VI o la actuación de Juan Carlos I. Según Tezanos, es un tema que no interesa a los españoles y, en consecuencia, no va a abrir ningún debate sobre la monarquía en la opinión pública y es una discusión propia del amarillismo. Aún no habían pasado 24 horas de las palabras de Tezanos que el vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, ha situado como labor política fundamental de Podemos para los próximos tiempos avanzar hacia un horizonte republicano.

Hay muchas maneras de ocupar un cargo público como es la dirección del CIS pero entre todas ellas no está tratar a todos los ciudadanos como idiotas. Tezanos no va a abrir un debate sobre la monarquía con una pregunta sobre la valoración de Felipe VI ya que le guste más o menos el debate lo ha abierto la propia familia real española con los casos de corrupción que se han conocido, la fuga del rey emérito a los Emiratos Árabes Unidos, las prolijas y comentadas declaraciones de Corinna Larsen a la BBC y a Paris Match con un impagable álbum de fotos de la otra vida de Juan Carlos I o la inopinada y abrupta intervención de Felipe VI en Catalunya en 2017 y que la sociedad catalana no le ha perdonado.

Eso es lo que desprestigia a la monarquía y lo que hace que el actual rey suspenda en las diferentes encuestas que han publicado medios privados. El CIS podrá mirar hacia otro lado, en una práctica muy habitual y muy poco democrática de los diferentes gobiernos españoles. Y más en unos momentos en que la salud pública por el coronavirus, la crisis económica y la carpeta catalana condicionan la información diaria desde hace mucho tiempo. Pero la crisis institucional española es de tal gravedad que haga lo que haga Tezanos no la va a evitar. El desprestigio de sus gobernantes con la gestión de la pandemia es clamoroso en los medios de comunicación internacionales y el cuestionamiento de su justicia, permanente. 

El caso catalán ha puesto muchas cosas patas arriba. Y de la misma manera que Tezanos piensa que esquivando la pregunta el problema queda solucionado, en otros despachos se piensan que con represión policial y judicial el conflicto catalán entra en el carril de la solución. Nada más lejos de la realidad que tozudamente viene demostrando que este no es el camino por más doloroso que acabe siendo para los afectados.