El referéndum ha salido de boxes. La organización de la convocatoria que debe llevar a cabo el Govern ha dado un paso decisivo con el acuerdo entre el president Carles Puigdemont y el vicepresident Oriol Junqueras para que la conselleria de Governació, que dirige Meritxell Borràs, inicie los trámites para la homologación de las empresas que aspiren a suministrar las urnas para que los ciudadanos de Catalunya puedan votar el próximo mes de septiembre. En las próximas fechas se publicará en el Diari Oficial de la Generalitat.

La hoja de ruta que debe llevar a la celebración del referéndum comprometido por el Govern necesitaba desde hace semanas salir de los despachos con alguna cosa tangible después del enorme alboroto que supuso la crisis entre Esquerra y el PDeCAT de la pasada Semana Santa con filtraciones de encuentros incluidas, y que tuvieron en David Bonvehí la víctima de una grabación que previsiblemente salió de las filas republicanas. La reacción del PDeCat fue el anuncio de una querella que más tarde sería retirada. Todo este cúmulo de desencuentros y la espiral de agresividad que se vivió ha dado pie en las últimas fechas a diversos acuerdos entre Puigdemont y Junqueras, el primero de los cuales es pasar de la preparación del referéndum a la organización del referéndum. Para ello es obvio que aunque la compra de urnas sea un paso simbólico es, primero, imprescindible y, segundo, un mensaje al Gobierno español: en el horizonte no hay una convocatoria de elecciones autonómicas.

La coincidencia del anuncio del Govern con la comparecencia de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, como investigada ante el TSJC el próximo lunes tampoco es casual. En las próximas fechas además de Forcadell tendrán que acudir al TSJC otros cuatro miembros de la Mesa de la Cámara catalana y el Govern quiere enviar un mensaje de que los procesos judiciales ni le paralizarán ni le inmovilizarán en el compromiso que asumió cuando la Cámara catalana ratificó a Puigdemont mediante la cuestión de confianza. La primera carta se ha desvelado y, como pasa en las películas con intriga, el movimiento corresponde ahora, en todo caso, al Ejecutivo de Mariano Rajoy.