Los fachas te acusan de facha. Los nazis de nazi, los maltratadores de maltratador. Es su universo mental, lo llevan dentro. El general Pérez de los Cobos podría servirnos de ejemplo murciano de este fenómeno mental. Acusa a los presos políticos de golpistas, muy bien. Pero, espera, que no sea porque su padre fue candidato del partido Fuerza Nueva. Que no tenga nada que ver que su hermano fue presidente del Tribunal Constitucional. Que no sea porque, menor de edad, se presentó el 23 de febrero de 1981 en el cuartel de la Guardia Civil de Yecla para ayudar al golpe de Estado de Tejero. Que no sea que lo dice porque en 1992 fue acusado de torturar al activista vasco Kepa Urra. Que no sea porque conoce como nadie las cloacas del Estado. Las cloacas, un nido de BOCS. Los que nos persiguen y nos quieren destruir te hablan alegremente de la Alemania de 1936 como si hubieran estado allí, porque han leído cosas y visto películas sobre aquel momento histórico, y no les digas nada de las pirámides, que verás que no, que a ellos les tienes que hablar de Hitler, que es lo que les motiva. Los del diario ABC dicen que los independentistas son unos nazis, de acuerdo, pero son ellos quienes hacen un concurso sobre Erwin Rommel y regalan al ganador una gorra de plato para Generales de la Wehrmacht. Escrito así, con mayúscula. Federico Jiménez Losantos acusa a los separatistas de golpistas, pero es él quien lleva meses y meses haciendo sonar El novio de la muerte porque dice, afirma, que vende por radio no sé qué colección de Música de siempre: Himnos, canciones y marchas militares. La colección que vendió hasta hace poco se llamaba Marchas e himnos militares.

 

Otra obsesión que tienen los españolistas es todo lo que está relacionado con la genética, con la sangre, con el origen de tu apellido, con las esencias, con cosas de estas que nos hacen sonreír a los que no tenemos mucho tiempo que perder. Están obsesionados con la raza. Ya les puedes decir y repetir y volver a decir, y volver a repetir, que el presidente Quim Torra se refería a los enemigos del catalán, no a todos los españoles. Que cuando afirmó esto de “carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que segregan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua” lo hace en contra de los enemigos de la lengua y de la cultura catalanas. Yo estoy completamente de acuerdo, los enemigos del catalán no merecen otras consideraciones. Pero es evidente que el españolismo entiende sólo lo que quiere entender. La única figura pública a la que le he oído hablar de “raza”, de "raza superior" es, curiosamente, el conocido escritor Arturo Pérez Reverte, académico de la lengua. Tanta literatura de aventuras, tanta pretensión de sietemachos, tanto cachondeo, para verlo terminar así, haciendo de eco de Franco. Pobre. Tanta soberbia de capitán Collons para acabar escribiéndole una servil secuela de Raza, el único film que firmó como guionista, con el seudónimo de Jaime de Andrade, un seudónimo que de marcial no tiene nada, que es de rosita de pitiminí. La gente no debería hacerse mayor, sólo se van los mejores, ya se sabe.

Este Pérez no se ha ido, no, de hecho, ha vuelto, ha vuelto allí donde quería volver, a su niñez fascista de niño murciano. El criminal siempre vuelve al lugar del crimen, a tomar vistas, a ver cómo ha quedado todo aquello, y para promocionar un su libro, hace meses, tiró del viejo repertorio del charlatán español, de la retórica de Falange. "como los italianos, somos una raza superior. Los italianos, los portugueses, los españoles, los mediterráneos, somos superiores, sin duda. Yo sí creo en la raza, en la raza mediterránea. Platón, Aristóteles... Todo eso genera una riqueza y una potencia intelectual extraordinaria” dice este individuo caducifolio que se imagina que es Protágoras cuando sólo es Próstatas. Don Próstatas Reverte. Y añade "Somos más brillantes que un anglosajón o un alemán. pero no nos permiten serlo. Tenemos una especie de gran garrote imaginario que, cuando somos brillantes, nos machaca. Entonces, esa mediocridad a la que estamos condenados es justamente lo triste. Porque si un pueblo es mediocre, tiene lo que se merece, pero es que no somos así. Y eso es lo que me atormenta". Quizá sea eso por lo que nos odian tanto. Por eso están atormentados. Porque no son superiores a nadie, porque son tan insignificantes como nosotros, porque el independentismo catalán les recuerda cada día que no hay nadie superior a nadie. Y que ni los pueblos ni las personas no tienen lo que se merecen. Que es una muerte segura a la vuelta de la esquina.