Los muertos de la violencia machista, mujeres y niños, son responsabilidad de los machos que los producen. Los muertos producidos por el terrorismo son responsabilidad de los terroristas y los muertos del GAL y de la violencia policial son responsabilidad del Estado. Los muertos de las guerras son responsabilidad de los que atacan, de los invasores militares, y no de los que se defienden heroicamente como pueden. Parece bastante claro todo esto pero lo explicaremos aquí. Cuando una señora le clava una buena cuchillada de cocina al cafre que la quiere matar, la señora no es la responsable de la violencia doméstica, de hecho está matando al agresor en legítima defensa y digan lo que digan las leyes —de hecho existen leyes bastante absurdas— nunca debería ser acusada de asesinato, en modo alguno. Lamento confesar que experimento gran satisfacción cuando las víctimas se levantan contra sus verdugos y les derrotan, quizá por eso me gusta tanto la película Los siete samuráis de Akira Kurosawa. O cuando los rebeldes independentistas de La guerra de las galaxias derrotan a las fuerzas del Imperio y consiguen su libertad estelar, la de las estrellas solitarias. Y sí, claro, siempre podríamos encontrar a alguna persona imaginativa que piensa que hay que sentarse con el agresor y tomarte algo, que hay que dialogar y hacer pedagogía, que hay que volver a la normalidad con el atacante y quererle, que hay que edificar puentes de entendimiento, que hay que ejercer la fraternidad y la solidaridad, que hay que abrazarse con él y formando un corro, incluso bailar sardanas. Tengan cuidado si optan por esa vía del bailoteo porque os acabarán acusando de supremacistas, por querer bailar un baile regional a uno de fuera, un baile que no nos representa a todos, que no nos hemos dado entre todos constitucionalmente, un baile que no es integrador y que no pertenece al conjunto de la sociedad española que, como todo el mundo sabe, es un destacado modelo internacional de democracia.

El president Torra fue recibido hace pocos días por el jefe de Estado de la República de Eslovenia y es la primera vez que un líder independentista catalán es acogido, de manera oficial, por un gobierno internacionalmente reconocido. Al gobierno español de Pedro Sánchez, federalmente fraternal, esto le sentó como un escopetazo, vale, muy bien, pero sólo podemos hablar de un encuentro protocolario, de un simple gesto de simpatía por la causa de los catalanes. Parece claro que la manera con la que Eslovenia consiguió la reciente independencia es modélica y que los sesenta y dos muertos que se produjeron son únicamente responsabilidad del imperialismo serbio, de un imperialismo que también produjo más de 130.000 muertes en otras naciones de la antigua Yugoslavia. Torra siempre es malinterpretado cuando interesa atacar al independentismo, cuando el independentismo da miedo. Ni es ningún racista como proclaman los que no han leído bien sus artículos, ni llamó a ningún levantamiento armado. Entre otras cosas porque no existe levantamiento armado que valga sin armas y, las armas, todas, están en manos del Estado español. Incluidas las armas de los Mossos de la Escuadra. La violencia que puede ofrecer hoy el independentismo es la misma que ofrecen los conejos ante los cazadores, la misma violencia que ofrecen las hormigas frente al niño que las pisa en la boca del hormiguero. El único muerto que existe por ahora, y muy a la vista, muy maloliente, es una muerta, es la credibilidad de La Vanguardia y de toda la prensa españolista. Y quizás existe otra también, la agonizante unidad independentista, la que clama por la vía escocesa para conseguir la separación de Catalunya, como si Escocia tuviera, como nación, una situación mejor que la nuestra. La mayoría de los electores catalanes están hoy con Carles Puigdemont y con el presidente vicario, Quim Torra, la voluntad popular no tiene dudas. De ahí que todos los partidos, de Vox hasta la CUP, pasando por PDeCAT y ERC, por el PSOE y por el PP, todos, quieren acabar con el actual Govern de la Generalitat. Que intervengan los Mossos de la Escuadra, que cierren tevetrés, que suspendan la Generalitat si quieren, si piensan que de ese modo cambiarán lo que quiere el personal. El terrorismo de Estado lo hace el Estado, la violencia, como siempre, es sólo la del Estado, mientras que la mayoría de los votos en Catalunya están con Carles el Grande, con el president Puigdemont. Y por este camino de confrontación verbal continuarán aumentando, más y más, los partidarios de Puigdemont presidente, Catalunya independiente. Parece mentira que no se den cuenta.