Ayer y hoy los medios de la ultraderecha española continúan dando un amplio eco a la muerte del camarada falangista Víctor Laínez porque, según el gran timonel Federico Jiménez Losantos, esta víctima es —mucha atención— el primer muerto del Procés. Sí, Ladies and Gentlemen, por fin aquel muerto tantas veces anunciado, entre otros por mi amigo Gregorio Morán, por fin aquel hecho luctuoso imputable al independentismo, por fin aquel “esto acabará mal” que cada día y cada noche han ido repitiendo, por fin ya está aquí, ya lo tienen, se ha acabado su particular adviento. Si ustedes no ven la relación entre la muerte de un señor de ultraderecha en manos, presumiblemente, del famoso señor de ultraizquierda Rodrigo Lanza es que no ven tres en un burro.

No importa que el crimen se haya producido en Zaragoza, no importa que ninguno de los implicados tenga ningún tipo de relación con el independentismo. Eso son detalles sin importancia. Lo que cuenta realmente es que ha muerto un español. Solemne toque de campana y todo el mundo en pie. “Un español del bando nacional” dice el autor de Lo que queda de España, un español y catalán, hijo de Terrassa, asesinado por razones políticas. Un digno representante de esa inmejorable, estupenda, divina sociedad del cinturón industrial de Barcelona que sólo algunos comentaristas infames, como Galves, osan criticar. Lo que cuenta aquí es que la víctima, Víctor Laínez, según algunos informadores —pero no según algunos otros—, llevaba puestos unos tirantes con la bandera de España cuando se topó con Rodrigo Lanza. Al parecer, la bandera elástica es el elemento fundamental de la noticia y el buen alumno arrimado, Albert Rivera, ha publicado la siguiente tuit: “Una nación democrática tiene la obligación de preservar la libertad y el respeto de los símbolos constitucionales que nos representan a todos. Lucharemos contra el odio con educación y justicia.”

Es indiferente que el chileno Rodrigo Lanza no forme parte del movimiento independentista, ni que la alcaldesa Ada Colau no sea en nada partidaria de la libertad nacional de Cataluña. Como la primera edil de Barcelona se interesó en algún momento por la situación legal del militante de ultraizquierda ahora detenido, como un policía municipal quedó tetrapléjico de una pedrada, los medios de comunicación del españolismo hacen caldo gordo e interesado, una olla podrida que alimenta el sentimiento de injusticia del españolismo. Firmad, por favor, en contra de la Escuela Catalana. En Cataluña no dejan que los españoles sean españoles, están perseguidos culturalmente, lingüísticamente, e incluso los matan. En Cataluña ¿lo sabías Almudena? te matan sólo por ser español ya que, como todo el mundo afirma, el españolismo es una identidad sana, democrática y constitucional, es una identidad buena, como ser un ángel con los tirantes de Fraga Iribarne, con los tirantes de facha. En cambio, el independentismo catalán es todo lo contrario, es una ideología criminal, antidemocrática y anticonsitucional. Por ello embargan las casas del presidente Mas, de Ortega y Rigau, ellos se lo han buscado, para hacerse independentistas, por eso los encarcelan en Estremera, por eso los vigilan y los intimidan. Por eso ahora piensan enchironar a Marta Rovira y Anna Gabriel, con total impunidad. Por eso los ataques de la gente de ultraderecha están tolerados por la policía mientras que los otros son severamente reprimidos. Porque es infinitamente superior el primer muerto españolista, aunque sea inventado, al sufrimiento auténtico que genera la represión españolista. Mientras tengan medios de comunicación en sus manos cuidado con resbalar. Aunque nos hagan la zancadilla dirán que estamos entorpeciendo, malvadamente, la libre circulación de los buenos ciudadanos españoles. Si han anunciado que Víctor Laínez es el “primer muerto” diría que piensan contabilizar bastantes más para su campaña anticatalana. Alerta.