Me llamo Cayetano, Gaietà no, en catalán no, uy, qué feo, no, no, yo me llamo Cayetano, en español, joder, que soy de Madrid y no tengo nada que ver con los catalanes o con los gays, ¿eh?, lo respeto pero no lo comparto, eso de ir perdiendo aceite, que las buenas gentes de España somos muy machos, somos muy cabales, como debe ser. Muy majos. A ver si lo entendéis de una puñetera vez, a ver si entendéis lo que está pasando, que os han comido el tarro con la independencia y ahora os lo tienen que dar todo masticadito para que os entre en la cabeza. La independencia es imposible. Y punto. Y es imposible porque lo digo yo. A ver si os queda claro, aquí mandamos nosotros, sólo nosotros, los de unas cuantas familias de la capital y por ello hacemos y deshacemos lo que nos pasa por el arco de triumfo, cuando queremos, como queremos, donde queremos, porque el poder es así, tiene que notarse, el poder que no se exhibe, que no es faltón, que no es arrogante, no mola. Venga, repetid conmigo, venga, polacos: “quien manda más que el que manda es... quien hace lo que le da la gana". Efectivamente. A ver. yo no vivo de fantasías como vosotros, yo no realizo actos simbólicos ni mierdas de esas, yo soy un ganador, de una de las grandes familias de Madrid y, en casa, hablamos pero que muy claro. Y nos reímos a menudo de vosotros. Hay miembros de mi familia que son juristas, algunos abogados, otros jueces. Otros son militares, otros altos funcionarios del Estado, sí, del Estado que quisisteis destruir y que ahora os está destruyendo a vosotros. A veces a fuego lento ya veces a toda leche.

Las leyes no hay que cumplirlas. Vosotros, siendo chusma como sois, sí, vosotros que no sois nadie, vosotros solos debéis cumplir las leyes, que para eso están, para vosotros. Mano dura, que luego acabáis sacando los pies del plato, que después votáis a Puigdemont o a gentuza de esa. No, no, vosotros haced como ahora, os metéis la lengua en el culo y a obedecer, a pasar por el aro. ¿De verdad os habéis creído todas esas gilipolleces de la igualdad, de que todos somos iguales? No, por el amor de Dios, no, que esto de la democracia sólo es un disfraz, una peluca que nos pusimos para que nos dejaran entrar en Europa. En tiempos de Franco no nos aceptaban, no nos dejaban entrar en la Comunidad Europea, éramos unos apestados porque no teníamos el grado de cinismo que tienen todos los demás grandes estados de Europa. Y ya hemos aprendido bastante a jugar a la democracia, pero sin arriesgar las cosas serias, las de comer. A ver, la vacuna. ¿Os han vacunado? ¿Verdad que no? Pues a mí sí, y a toda mi familia también, porque tengo un tío general, de los generales que mandan, de los que están por encima de los sanitarios y la tía Cayetana dijo que no podía ser, que si se vacunaba su marido también se debía proteger ella y todos los miembros de su familia. Después ya puedes hacer fiestas rave y desarrollar vida normal. De hecho, los del gobierno de Pedro Sánchez en realidad no controlan lo que hacen los militares o los curas u otros poderes independientes, porque en España, por ejemplo, el ejército es un Estado dentro del Estado.

A la hora de la verdad, la monarquía, los jueces, los militares, los curas, los altos funcionarios vivimos al margen de los que sois inferiores, cada uno de nosotros siempre va a lo suyo y primero se preocupa por él mismo. Como ha hecho siempre el rey don Juan Carlos. Es la caridad bien entendida. Primero los que dirigimos la sociedad y luego las leyes que aplicamos a los que no sois como nosotros, para manteneros a raya. Han llegado las vacunas a España y todo el mundo que realmente manda, que es alguien, ya se la ha puesto, porque en ello nos va la vida, la preciosa vida de las personas de primera categoría. Los seres superiores. Después ya buscaremos una excusa, una explicación. Un reglamento, un protocolo que justifique que yo sí y tú no. Para no tener que hacer como el pobre alcalde socialista de Villavicencio de los Caballeros, que ha logrado recibir la vacuna, él, junto con el cura de la localidad y un concejal amigo, pero se ha formado un escándalo. Ha hecho lo que tenía que hacer. No hay nada como el españolismo para ser clasistas, una vez os habituáis, la vida os parecerá más lógica y padeceréis menos. Esperaréis menos de la sociedad, resignándoos a vuestra posición subalterna, a vuesra inferioridad.

¿Estáis seguros de que somos iguales? ¿Por qué? ¿Porque lo ha leído en un libro? El ex líder de ciudadanos, Albert Ribera, hoy lo ha dejado bien claro en un tuit. Los políticos antes que los ciudadanos. Siempre. Si no, ¿a dónde iremos a parar? Dice así: “Después de nuestros mayores, enfermos crónicos, sanitarios y resto de servidores públicos, deberían vacunarse nuestros gobernantes y legisladores. Darían ejemplo ante la población y tendríamos a los dirigentes del país inmunes para estar disponibles 24 horas y 365 días en la pandemia.”