Habla y habla. La mossa de l’esquadra tiene muchas ganas de hablar. Quizás porque nadie la había querido escuchar demasiado hasta ahora, quizá porque tiene muchas cosas que decir, tal vez porque es charlatana. Yo, mientras tanto, voy apuntando en mi libreta. La moza está indignada, cansada, harta. “Mira, Galves, es muy difícil llevar este uniforme ahora, después de todo lo que ha pasado. Cuando, una mañana, te despiertas de unos sueños inquietos y te encuentras en la cama, transformada en un un insecto monstruoso. En un policía nacional o en un guardia civil. No, mira, yo no entré en este cuerpo para pegarle a nuestra gente cuando quiere hacer valer sus derechos políticos. Una cosa es el vandalismo, una cosa es la delincuencia, y otra cosa completamente diferente, es el activismo social, la defensa de los derechos de los ciudadanos. Para hacer lo mismo que el Cuerpo Nacional de Policía o que la Guardia Civil no había necesidad de esto, de hacer otro cuerpo, prácticamente de cero. No se debía haber desplegado los Mossos d’Esquadra, o de l’Esquadra, como dices tú, utilizando la antigua denominación. Podían haber mantenido cuatro pelotones para jugar a los soldaditos de plomo con los políticos, con las alpargatas y todo lo demás. Eso que nos habríamos ahorrado. Esta debía ser una policía diferente, una policía catalana que estuviera al lado de la gente y no en contra de la gente. Hoy somos ‘indistinguibles de la policía española, un modelo incompatible con la cultura policial democrática de Catalunya’, como dice Miquel Sellarès”. La moza de l’Esquadra con la que estoy hablando utiliza el móvil para citar correctamente un tuit del principal artífice de la policía catalana. Quiere reportar las palabras exactas. Quiere hacer las cosas bien hechas. No quiere cometer errores. Le miro el uniforme y lo lleva inmaculado, como si tuviera que presentarse a una sesión de fotos.

“Me da vergüenza todo esto que ha pasado. Qué asco de Gobierno, te lo juro, que no está nada a la altura. Exceptuando a alguien. Hablan de los Mossos como si fuéramos una única cosa y no, no. Una cosa es la actuación que se tuvo durante el Primero de Octubre y otra cosa es reprimir y reprimir como estamos haciendo ahora. La Brimo, la brigada móvil, es una pandilla de fachas, no te equivoques. Cuando sabes que alguien trabaja en la Brimo, para los otros mozos, no es necesario que te digan nada más, ya sabes de qué va. Son unas bestias y unos... Y la ideología facha se está apoderando de los Mossos, hasta el punto de que los agentes que son independentistas quedan marginados, sin margen de actuación. Hoy hay una auténtica caza de brujas en contra de los mozos independentistas dentro del cuerpo...”

Suena el móvil. La moza dice que sí, que sí, con la persona con la que habla, sólo dice sí. Cuelga. “Lo siento pero tengo que marcharme ahora mismo. Si quieres podemos continuar otro día. Tengo muchas cosas para explicarte de esta policía tan admirable según los diarios de Madrid. La misma policía a la que han estado desprestigiando durante años...”