Han decidido acabar de una vez, cortar por lo sano. Han cortado los árboles frutales de Albert Donaire i Malagelada, del noble líder de Mossos por la República. Ayer le destrozaron completamente su huerto y barraca, le tiraron sus herramientas a la acequia, porque ya estaba advertido, porque no quiso callarse, porque no quiso escarmentar cuando la Guardia Civil le acusó de un delito de odio sólo por hablar en catalán. Y porque, más tarde, tampoco lograron que dejara el activismo político aunque le habían amenazado seriamente por carta. En realidad, él y muchos otros vivimos permanentemente amenazados, advertidos, señalados. Le aseguraban que atacarían a su familia y a su entorno, que se iba a acordar para siempre, que tuviera cuidado. Y es que para determinadas mentalidades es intolerable, es ofensivo, es lacerante que un policía de los Mossos de l’Esquadra sea independentista y que, además, no se esconda como si fuera algo vergonzoso o una enfermedad impronunciable. A Albert Donaire i Malagelada no le basta con ser separatista, además luce estos dos apellidos tan poco españoles, tan bellamente catalanes, además este señor policía es gay y, consecuentemente, defensor de los derechos de los homosexuales. Un independentista que a la vez sea gay y que no se calle, a quien no le dé vergüenza de ser como es, a quien no le dé vergüenza pensar como piensa, esto ya es el colmo. Y por ello debe ser escarmentado públicamente, debe ser intimidado por los que ejercen la violencia, por los que amenazan con la violencia, por los que no son nadie sin violencia. Por los que vejan al discrepante cuando vive pacíficamente y sin protección. Curiosamente hace pocas semanas, por internet, el señor Albert Donaire i Malagelada fue ridiculizado por personas anónimas cuando utilizó un patinete eléctrico durante su tiempo libre. La descalificación iba acompañada de la grotesca heráldica de Tabarnia y se le mencionaba como “el Mosso miedoso”. Para nuestros enemigos los catalanes somos todos maricones y miedosos, personas defectuosas e incompletas sólo porque no queremos ser españoles. Porque sólo ser español es la plenitud de la raza.

La noticia no tendría mayor importancia si pudiéramos saber con seguridad que todo esto no irá a más. Pero lo cierto es que no lo sabemos. Lo cierto es que ya hay quien justifica la acción vandálica contra Donaire como una supuesta respuesta a las acciones de los CDR. Unas acciones totalmente imaginarias y inventadas, completamente falsas, que justificarían no sólo todo tipo de agresiones sobre los Mossos por la República sino también sobre cualquier ciudadano o ciudadanos independentistas. Para apalear y perseguir a catalanes cualquier pretexto es válido, ya lo vimos y vivimos el Primero de octubre. Nuestros cuerpos lo recordarán para siempre, que vinieron a por nosotros, a hacernos daño. Aunque la policía española mienta sabemos quien nos pegó y por qué nos pegó. Sabemos qué nos amenaza y por qué nos amenaza, del mismo modo que también lo sabe muy bien el presidente Carles Puigdemont, asustado ante la posibilidad de que el ejército español pudiera entrar a sangre y fuego en las calles de Barcelona durante aquellas dramáticas jornadas. Muchas de las personas que ahora critican inmoderadamente al exiliado Puigdemont no saben ni pueden saber si, tal vez, hoy le deben la integridad física o incluso conservar su vida. No saben si la decisión de Puigdemont de no enfrentarse al ejército fue la correcta. Recuerda Chesterton que el agradecimiento es la forma superior de la inteligencia.

Lo cierto es que en este conflicto hay quien tiene las armas de fuego y las porras y, en frente, están quienes tienen las heridas y los cardenales. En este conflicto desigual hay quien veja a los prisioneros políticos, lo graba todo y se jacta de ello, quien los utiliza para escarmentar al pueblo catalán en su conjunto. Hay quien corta los árboles frutales sólo por hacer daño y hay quien se queda sin fruta. Hay un mundo oscuro e invasivo, un mundo de resentimiento y de represalia, de personas que cortan los lazos amarillos que otras personas han atado previamente. Hay quien se considera legitimado a deshacer lo que los otros han hecho antes. Legitimado a destrozar este país. Hay quien tiene envidia de la libertad de los catalanes de la misma manera que hay quien tiene envidia de la sexualidad superior de la mujer respecto del hombre. Por envidia y sólo por envidia hay quien corta, hay quien cercena, hay quien mutila, quien realiza la ablación del clítoris de algunas chicas adolescentes indefensas, o quien corta la respiración, quien estrangula a algunos gais que son colgados por el cuello. Sólo porque son libres. Hay quien corta supersticiosamente la vida de los demás, quien interrumpe la fecundidad de la tierra. Hay quien corta, quien siega porque su mensaje es el de la guadaña, es decir, el mensaje irracional de la muerte.