El conflicto catalán con España tiene características de terremoto. Provoca simultáneamente convulsiones en la superficie y otros movimientos subterráneos menos apreciables que modifican la estructura del suelo con consecuencias determinantes a medio y largo plazo. Más allá de la batalla política convencional, la sociedad afectada por las sacudidas no ha adoptado una actitud pasiva sino todo lo contrario. Se mueve por su cuenta, se organiza, reflexiona, analiza ... piensa en global y se mueve en local.

Por ejemplo, si no fuera por el conflicto, no habría nacido en La Garriga una entidad llamada Ágora y que se define como "una asociación cultural, abierta y transversal" que pretende "generar ideas / fuerza, argumentos y refutaciones para aquellos a los que también les gustaría un país más justo socialmente, libre y moderno ... e independiente”. Es como un esfuerzo de optimismo sin fecha de caducidad para ir haciendo camino sin prisas pero sin pausas. Seguramente por eso han querido celebrar su primer acto público con el más optimista del Procés, que es sin duda alguna el abogado Gonzalo Boye.

El teatro de la Garriga cuesta de llenar, pero anoche parecía que actuara Rosalía en vez de un abogado. La exposición de Boye ha convertido en todo un espectáculo. No da una conferencia, se hace preguntar, primero por la presentadora, Carlota Torné, y después por el público. Crea un clima de suspense, juega con los sarcasmos, levanta el ánimo, vaticina victorias y arranca risas y ovaciones. Todo ello con un ojo pendiente del teléfono y un dedo en watsap respondiendo preguntas que, según confesó, no paraba de hacerle su principal cliente desde Waterloo.

Describe Boye la ofensiva del Estado español contra el soberanismo catalán como un "error histórico de una magnitud comparable a la crisis del 98", cuando España perdió definitivamente las colonias, y confía en el marco democrático europeo para revertir la situación como se demostró con la sentencia del tribunal de Schleswig-Holstein.

Hace autocrítica con la boca pequeña pero se le entiende todo. "Aquí es muy difícil trabajar en equipo" dice hablando de abogados y observando "intereses contrapuestos". No entiende como sus colegas no han utilizado durante el juicio los argumentos del tribunal alemán. Le preguntan si no habría sido mejor negar la legitimidad del Supremo como tribunal imparcial y boicotear el juicio, y para no cargar las tintas, responde que "ya es demasiado tarde para eso".

El abogado está convencido de que la sentencia del Supremo será severa y que inmediatamente se activará la euroorden contra el presidente Puigdemont, pero asegura que todo está previsto y que se ha hecho todo lo necesario para que la persecución española vuelva a fracasar. Lo que le preocupa a Boye ahora es la seguridad del president, después de que varias docenas de policías españoles estuvieron a punto de secuestrarlo si atravesaba el puente de Estrasburgo. "El president quería pasar y yo se lo impedí porque sabía lo que tenían preparado ... ha sido el enfrentamiento más duro que hemos tenido".

"Pasarán cosas que el Estado español no podrá parar ... No es una opinión, es una convicción", dice el abogado

Le preguntan si Puigdemont conseguirá el escaño de eurodiputado y no da plazo pero responde con solemnidad: "Pasarán cosas que el Estado español no podrá parar ... No es una opinión, es una convicción ... y ahí el dejo" . Pero usted cree que lo conseguiremos? “Cuando vivía en Alemania pensábamos que el muro de Berlín era para siempre. A base de pequeños empujones al final llegó un día que cayó. Hay que ir empujando y estar en el momento oportuno para hacer la última empujón". Ovación y cola para comprar el libro y hacerse una selfie. Es Boye la referencia victoriosa del Procés.