El proyecto no escrito, ni elaborado, ni presentando, es decir, el proyecto inexistente de ampliación del aeropuerto de Barcelona, no se llevará a cabo por dos motivos principales. Porque la opción que quería el Gobierno por el lado de la Ricarda no era viable vistas las regulaciones medioambientales europeas, y porque la opción que afectaría a Gavà Mar -el ruido de los aviones es insoportable- resultaría electoralmente suicida para el PSC en su feudo del Baix Llobregat. Y de rebote para el PSOE, que necesita imperiosamente victorias electorales contundentes en Catalunya para sobrevivir en el poder.

El Gobierno y su corifeo mediático han buscado de chivo expiatorio las contradicciones del Govern. Cómo se nota que Esquerra Republicana ya no controla la secretaría de Difusió del Govern, en otras palabras, la repartidora de subvenciones a los medios.

No hay muchos proyectos de 1.700 millones de euros, es una magnitud de inversión para iniciativas extraordinarias que identifican a un ejecutivo, así que no es creíble que Pedro Sánchez renuncie por un tuit y cuatro declaraciones a algo que se suponía que era tan trascendental. Ha renunciado descartando cualquier renegociación, porque la iniciativa de AENA le generaba más desgaste que beneficios, incluso en el Madrid más voraz. Eso no quita el ridículo que ha hecho el Govern, primero con indefiniciones, después con contradicciones y finalmente facilitando al Gobierno sacudirse las pulgas.

Y he aquí que las contradicciones de Esquerra Republicana también tienen que ver con cálculos electorales. En la circunscripción de Barcelona y especialmente en el Baix Llobregat las rivalidades son específicamente entre PSC, ERC y Comuns. Y republicanos y colauistas habían visto en la ampliación del aeropuerto un nuevo flanco de penetración en el feudo socialista que el PSC no estaba dispuesto a tolerar... y Pepe Zaragoza menos que nadie.

Después de tanta literatura, tanto palique de unos y otros, tanta impostura, la sensación es que cada vez más la política se ha convertido en una enorme tomadura de pelo. El aeropuerto solo es un episodio

Lo que no se entiende es el papel de Junts per Catalunya. Si tan convencidos están de la conveniencia de la ampliación del aeropuerto, por qué no han apostado por la opción de Gavà Mar, que era la más lógica -solo se tiene que alargar la pista actual- y no arriesgaban muchos votos. En el Baix Llobregat los exconvergentes todavía tienen unas docenas de votos, pero no muchos más. En Gavà, un concejal de veintiuno. (Por eso el PSC pacta la Diputació con Junts, que no es contrincante, y no con ERC).

En resumen, que después de tanta literatura, tanto palique de unos y otros, tanta impostura, también de Podemos y Comuns gritando contra un supuesto proyecto del Gobierno del cual forman parte, la sensación es que cada vez más la política se ha convertido en una enorme tomadura de pelo. El aeropuerto solo es un episodio.

En la Diada de este año se repite el tradicional campeonato de declaraciones increíbles, como gritar "independencia ya" convirtiendo la reivindicación en una especie de rogativa como si la independencia pudiera caer del cielo como la lluvia por concesión divina. Y lo cierto es que mientras los independentistas no tengan la fuerza necesaria para doblegar a todo un Estado que forma parte de la Unión Europea y de la OTAN, nadie tendrá la necesidad de buscar soluciones a un conflicto supuesto.

Mientras los independentistas no tengan la fuerza necesaria para doblegar a todo un estado que forma parte de la Unión Europea y de la OTAN, nadie tendrá la necesidad de buscar soluciones a un conflicto supuesto

La posición independentista es legítima, tanto en Escocia como en Catalunya. La reivindicación y las movilizaciones están cargadas de sentido. Es lógico que las organizaciones civiles como Òmnium y la ANC hagan el agitprop que les corresponde, pero el Gobierno, las instituciones y los partidos políticos tienen un papel diferente.

Invocar continuamente la independencia cuando no se está en condiciones ni se está dispuesto a hacer nada determinante resulta absolutamente contraproducente para la propia causa. La prueba es que el principal factor movilizador del independentismo ha sido la represión del Estado y el principal factor desmovilizador ha sido la pérdida de fe en los líderes del movimiento.

Las cosas son como son. El Govern de la Generalitat lo forman partidos que compiten verbalmente a ver quién es más independentista, pero que fijan su prioridad en la disputa del poder autonómico, que es lo que hay. Incluso han nombrado como máximo responsable de la policía un gran profesional del cuerpo que ya ha avisado, como no podría ser de otra manera, que no dudará en detener a los miembros del Govern si vuelven a fingir que proclaman la independencia.

Los catalanes siempre han sentido la necesidad de expresar su voluntad de ser. Eso no ha cambiado, pero tanta tomadura de pelo continuada puede acabar minando esta voluntad. Ya va siendo hora de decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.