La victoria electoral de los representantes de la Assemblea Nacional Catalana en las elecciones a la Cambra de Comerç ha sido valorada por casi todo el mundo como un triunfo histórico del independentismo contra la franquicia catalana del Ibex35 e incluso como un acontecimiento relevante que marcará el desarrollo del proceso soberanista. Sin negar a priori ninguna de estas conclusiones, lo más relevante ha sido la voluntad de empoderamiento de un sector hasta ahora ajeno a la Cambra a pesar de figurar en el censo electoral. Lo que ha hecho la ANC ha sido darse cuenta del poder potencial que tenía y que hasta ahora nadie ha sido capaz de ejercer precisamente por los obstáculos que imponía el establishment para mantener su statu quo.

Es importante destacar este hecho porque existe una red de instituciones opacas que a menudo se ayudan entre ellas precisamente para marcar la pauta en la defensa de intereses inconfesables. Las cajas de ahorro, los bancos, los colegios profesionales, también los clubes de fútbol, por poner algunos ejemplos, crearon una especie de establishment barcelonés que se ha eternizado en el poder entre otros motivos porque bloquearon la participación democrática de sus asociados.

Cuando las cajas elegían por sorteo de entre los impositores los compromisarios que debían participar en la asamblea general, algunos tenían la increíble suerte que les tocaba la lotería en repetidas ocasiones y a menudo pasaba que les tocaba a personajes conocidos de la política o del mundo empresarial. Era un nepotismo escandaloso que no había manera de denunciarlo sin riesgo a hacerse daño. Esto ha cambiado, pero no es seguro que sea mejor, porque, de hecho, aunque las cajas se convirtieran foco de corrupción de políticos, al menos tenían un objetivo social sin ánimo de lucro. Ahora, transformadas en banco, siguen gestionando el ahorro popular en beneficio de accionistas privados y de intereses opacos. No es necesario recordar que el gobierno español se apresuró a cambiar la ley para que fuera el consejo de administración y no la asamblea de accionistas el órgano que decidiera el cambio de sede. Ni de los accionistas se fiaban, porque debía haber demasiados catalanes.

El voto ―el derecho a decidir― da miedo en todos los estamentos. En el Barça, sin ir más lejos, también se eligen los compromisarios para la asamblea general. El censo es de 4.529 que se designan por sorteo, excepto 932 que tienen el asiento asegurado. ¿Cuántos compromisarios votaron para aprobar las cuentas este año pasado? 958.

La hazaña de la ANC ha levantado la liebre. Debería servir para que los colectivos que se dejan dominar adviertan que es posible la rebelión contra el statu quo también en las cajas y los bancos, las mutuas, las cooperativas, las asociaciones de vecinos e incluso en el Barça

Lo mismo ocurre en varias entidades, algunas supuestamente sin ánimo de lucro, mutuas, cooperativas y colegios profesionales. De ello es un ejemplo paradigmático el Col·legi de Periodistes, donde funciona una especie de PRI mexicano que va relevándose a sí mismo. La junta convoca las elecciones y el día de los comicios justo antes del recuento sus miembros se presentan con sacos de votos delegados que hacen imposible el cambio. De hecho, lo intentó la periodista Pilar Antillach, observó sospechas de corrupción, las denunció y lo que hizo la junta fue expulsarla del Col·legi. Ya nadie se toma la molestia de presentar candidatura ni de ir a votar.

En la Cambra nadie esperaba el aumento de participación que se ha producido. El candidato favorito era Carlos Tusquets porque partía con la ventaja de que las grandes empresas que representaba tenían asegurados antes de los comicios 20 de los 60 miembros que integran el pleno. Han votado más empresas que nunca, pero tampoco tantas, apenas el 4% del censo, pero es que en 2010 no se llegó al 2% de participación en unos comicios que ya procuraba la propia institución que no interesaran a nadie.

La ANC ha demostrado capacidad de movilización porque ha conseguido el apoyo de la mayoría de los 17.000 votantes de un censo de más de 400.000. ¿Cuántos colectivos no estarían en condiciones en reunir 10.000 votos entre empresarios y autónomos? La hazaña del ANC ha levantado la liebre. Debería servir para que muchos colectivos que se dejan dominar se den cuenta de que pueden rebelarse contra el statu quo. La ANC lo ha conseguido porque tenía una causa común con muchos empresarios y autónomos y la movilización es ahora más fácil. Las redes han cambiado el sistema de interrelación y han dinamitado la opacidad. Ahora ha sido la ANC, pero en el futuro pueden ser otros colectivos en esta y en otras entidades. La ANC ha tenido la suerte de que el grupo de mujeres 50a50 se conformaba con sacar la patita. Una ofensiva feminista en toda regla habría sido imparable. Es una evidencia aritmética. Pero lo mismo podría pasar en otras entidades, fundaciones, asociaciones de vecinos...

Barack Obama ganó en 2008 las elecciones a la presidencia de Estados Unidos aún siendo negro, que en aquel país es un handicap enorme, porque era un fuera de serie en muchos sentidos, pero también porque supo antes que nadie utilizar las redes para movilizar y para recaudar fondos de cinco dólares en cinco dólares. Sin movilización telemática Obama no habría llegado. Sin redes sociales no habría habido procés. Las redes y el voto electrónico anuncian una revolución.