Cuando la Fiscalía confirme que la corrupción de la familia Borbón queda impune, ni los monárquicos más fundamentalistas, por más que lo celebren y se hagan un hartón de reír, pensarán que se ha hecho justicia. Y el Gobierno más progresista de la historia proclamará como ha hecho esta semana Pedro Sánchez que "la ley es igual para todos" y que "no hay privilegios para nadie".

Como esto no se lo cree nadie y todo el mundo entiende que Pedro Sánchez tampoco se lo traga, sino que se ve obligado a hacerlo, se llega fácilmente a la conclusión de que en España no es el Gobierno legítimo quien manda, sino que hay un poder superior que impone su voluntad y sus intereses contra la voluntad democráticamente expresada de los ciudadanos.

La corrupción impune de las más altas instituciones del Estado es un signo irreversible de la decadencia de una sociedad que tolera impasible los escándalos

Huelga decir que la corrupción impune de las más altas instituciones del Estado es un signo irreversible de la decadencia de una sociedad que tolera impasible los escándalos. Porque la impunidad del rey emérito sólo es posible por la complicidad necesaria de las instituciones, del poder ejecutivo, del poder judicial, del poder legislativo, los medios de comunicación, de las organizaciones de la sociedad civil, e incluso de los intelectuales que si no callan es para lisonjear la figura del rey ladrón, como suele hacer el pobre Javier Cercas.

Cuando el latrocinio queda impune y la justicia persigue y condena los que cantan que "los Borbones son Unos ladrones", no es que la democracia no esté suficientemente consolidada, sino que han desaparecido los anticuerpos y los contrapoderes propios de una sociedad abierta. Y es cuando el sistema democrático deriva en un régimen político impasible ante los escándalos y que socava libertades y derechos fundamentales para eternizarse. Y eso no es lo que se llama despectivamente "el régimen del 78", porque a pesar de todas las concesiones que se hicieron, el espíritu de la Transición fue sobre todo antifranquista y ahora mismo el espíritu franquista aparece instalado orgullosamente a todas las instituciones y muy especialmente en los tribunales

En Alemania las derechas suman mayoría absoluta pero a nadie le pasa por la cabeza gobernar con los homólogos de Vox. En España los franquistas están orgullosos de su pasado y PP y Vox pretenden gobernar juntos

La derecha y la extrema derecha se han apoderado de las instituciones desde donde han venido practicando una tergiversación del espíritu constitucional del 78. Comenzó con la sentencia del Estatut, pero ha continuado con todo tipo de legislaciones restrictivas , disposiciones supuestamente antiterroristas, la ley mordaza, la condena permanente revisable, etc. Ha sido un giro ultraconservador que ha dado lugar, por un lado, a la aparición de Vox y, por otro, al envalentonamiento de los sectores más retrógrados del poder judicial y de la policía y la guardia civil. No sólo en la persecución del independentismo. Sentencias como la de la Manada, el caso Altsasu, Valtònyc y Hasél, incluso la exculpación reciente de un guardia civil que detuvo una camarera ¡porque no le gustaba el café! La regresión democrática ha sido dirigida desde de la cúpula de este poder superior y ahora mismo el Gobierno más progresista de la historia no se ve capaz de revertir la situación.

Hay un detalle que demuestra que efectivamente España es diferente. En las recientes elecciones alemanas, los socialdemócratas han sido los más votados. Sin embargo, los tres partidos de derechas, cristianodemócratas, liberales y los ultras de Alternativa por Alemania, suman mayoría absoluta. A nadie le ha pasado por la cabeza hacer coalición con el partido homólogo de Vox. En España en la última convención del PP en València, Pablo Casado dejó meridianamente claro que su objetivo es gobernar con la extrema derecha. La diferencia radica en que los alemanes recuerdan su historia bastante avergonzados y no están dispuestos a repetirla. España, en cambio, es el único país donde triunfó el fascismo y todavía hay hoy fascistas que mandan y presumen.

Generalmente las monarquías caen por una revolución y los reyes y las reinas suelen ser ajusticiados ... a menos de España, que ha expulsado dos veces la dinastía borbónica, pero siempre ha acabado volviendo.

Fue muy significativo que el Tribunal Supremo dictase un auto el mes de junio de 2019 reconociendo a Franco como el jefe del Estado desde el 1 de octubre de 1936, validando, pues, el golpe de estado militar. También un juez ha restituido el nombre del general fascista Millán Astray a una calle de Madrid y a pesar de la ley de memoria histórica cientos de calles y monumentos glosan la figura del dictador Franco o de sus generales.

La historia se repite en España más que en otros lugares. Generalmente las monarquías caen por una revolución y los reyes y las reinas suelen ser ajusticiados... menos en España, que ha expulsado dos veces a los Borbones, pero siempre vuelven.