La cesión del cónsul honorario finlandés en Barcelona, Albert Ginjaume Egido, a petición del gobierno español, se inscribe en un contexto general mucho más amplio. Sólo en Barcelona es el cuarto cónsul cesado por la presión del ejecutivo español de Mariano Rajoy y este es solamente un pequeño ejemplo de lo que está pasando internacionalmente.

Mi experiencia personal indica que el afán de censura cala hondo en las autoridades españolas. Después de publicar el libro Draumen om Catalonia ("El sueño de Catalunya") en noruego el año 2015, y sobre todo a raíz de los acontecimientos en Catalunya en otoño de 2017, la Embajada de España en Oslo, Noruega, no ha dejado de vigilar mis artículos y charlas. Han intentado influir en redactores y organizadores con comentarios de cómo tiene que ser interpretada la situación en Catalunya, siempre según la óptica españolista.

Al principio consideré estas intervenciones de la diplomacia española como una cosa casi folclórica en el jardín diplomático español, pero acontecimientos recientes han demostrado mi candidez. El semanario británico de información económica The Economist es muy claro definiendo como censura los intentos de manipular a la opinión pública por parte del gobierno español. Se refiere concretamente a la obra de Santiago Sierra (al cual califican de "provocador profesional") sobre presos políticos como Oriol Junqueras y los Jordis, obra retirada de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO). El artículo del The Economist se titula Why Spanish courts censor art, speech and rap lyrics (Por qué los tribunales españoles censuran el arte, el discurso y las letras del rap) y explica que el caso de Santiago Sierra coincidió con dos actos más de intolerancia, en referencia a la condena del rapero mallorquín Valtònyc y la orden judicial de retirar el libro Fariña, de Nacho Carretero.

La embajada de España en Oslo no ha dejado de vigilar mis artículos y charlas

Desde mi punto de vista, la ley de protección ciudadana del 2015, conocida popularmente como la ley mordaza, también forma parte del conjunto de restricciones a la libertad de expresión, en todo el territorio español. La ley incluye multas a protestas, a movilizaciones políticas y sociales espontáneas convocadas a través de las redes sociales, y a otras acciones no violentas como el intento de frenar un desalojo.

Por lo que respecta a mi persona, la vigilancia de la Embajada de España no es de hecho gran cosa, y no hace nada más que animarme a seguir difundiendo mi visión sobre el proceso catalán. No obstante, a título indicativo traduzco del noruego un fragmento de una intervención hecha por la embajada española de Noruega sobre un artículo anterior mío en el diario electrónico noruego Framtida: "En primer lugar no es útil hablar de 'presos políticos' en España, un país plenamente democrático en el cual nadie está perseguido por sus ideas políticas, que se pueden expresar libremente en todos los ámbitos/precios". Es decir, además de judicializar la política, las autoridades españolas actuales se niegan a aceptar el término 'presos políticos' para calificar a personas encarceladas por cuestiones políticas.

En la sociedad descrita por George Orwell en su novela 1984, todo el mundo está bajo la vigilancia estricta de las autoridades, y a la gente constantemente se les repite: "El Gran Hermano os vigila". Esta es la sensación que tengo cuando reflexiono sobre los hechos mencionados en este artículo. Por eso considero importantes y positivas las reacciones de la prensa internacional independiente a la actual oleada de censura por parte del gobierno español y el apoyo de los 94 representantes consulares a Barcelona a su colega finlandés cesado.

Una pregunta que me sigue dando vueltas por la cabeza es: ¿ha habido también presión a la FA (Football Association) inglesa por parte de las autoridades españolas para obligar a Pep Guardiola a dejar de llevar el lazo amarillo?

Johannes Nymark es profesor titular emérito de Espanyol en la Universidad Noruega de Ciencias Económicas y Empresariales (NHH) de Bergen. Autor del llbro 'Draumen om Catalonia' ('El sueño de Catalunya')