Joaquim Forn i Chiariello es el mejor y, de hecho, el único candidato que podían presentar para Barcelona el PDeCAT y Junts per Catalunya. Es quien conoce mejor la ciudad, no sólo de su partido, dado que ha trabajado como concejal en el Ayuntamiento durante casi veinte años y ejerció como primer teniente de alcalde cuando Xavier Trias presidía la Casa Gran. En ese tiempo demostró que tenía un proyecto para la ciudad, ambicioso e integrador a la vez, capaz de conciliar las aspiraciones diversas de una capital tan plural que abandera la modernidad sin despreciar la tradición.

Seguramente en eso lo ha influido su educación cosmopolita, hijo de padre catalán y madre ecuatoriana, que estudió en el Liceo Francés, cuando era un oasis en medio del desierto de la escuela franquista. De joven desarrolló una inquietud social que, entre otras actividades, lo llevó en los años de universidad a liderar la refundación de la Federació Nacional d'Estudiants de Catalunya (FNEC), que tuvo una considerable influencia en la democratización de las universidades catalanas.

Estaba cantado, pues, que cuando Xavier Trias pasara el relevo, lo cogería Joaquim Forn. De hecho, Forn aceptó y asumió el nombramiento como conseller de Interior semanas antes del referéndum del 1 de octubre porque es de las personas que creen que en los momentos difíciles no vale escaquearse, pero su vocación política estaba destinada a liderar el municipalismo barcelonés.

Todo este preámbulo no tendría mucho sentido si no fuera porque Joaquim Forn está en prisión y esta situación convierte lo que habría sido lo más normal del mundo en un hecho extraordinario del que se han hecho eco incluso medios internacionales. Ha sido muy significativa la reacción virulenta de los representantes de Ciudadanos. Manuel Valls lo considera "una provocación" y Carina Mejías, hija y esposa de militar que debe tener hilo directo con el presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, ya lo da por condenado e inhabilitado, porque asumiendo tácitamente las posibilidades de victoria de Forn, avanza que no podrá gobernar. Es obvio que se han dado cuenta de que la candidatura de Joaquim Forn es el gran obstáculo de Valls para llegar a ser algo cosa más que concejal de Barcelona, un cargo, todo sea dicho, tan digno como el de primer ministro de Francia.

La candidatura de Joaquim Forn es el gran obstáculo de Valls para llegar a ser algo más que concejal de Barcelona

Justamente, si Forn tenía todos los números para ser candidato a la alcaldía, el encarcelamiento al que se encuentra sometido es un argumento más para presentar la candidatura, porque renunciar sería tanto como asumir la represión y avalar las consecuencias. Ya anunció Soraya Sáenz de Santamaría, la entonces vicepresidenta del gobierno español y artífice de la judicialización del procés, que el objetivo era "decapitar" el soberanismo. Sin embargo, Forn está en prisión injustamente, pero es prisión preventiva, ni siquiera ha sido juzgado y su inocencia es algo más que una presunción. Forn tiene todos los atributos para ser candidato a la alcaldía de Barcelona y lo que hay que subrayar es que tendrá que luchar en inferioridad de condiciones, una nueva injusticia que alguien, no sé si de España o de Europa, algún día tendrá que resolver.

Y a pesar de esta situación tan democráticamente inverosímil, que nadie espere de Forn una campaña municipal centrada en el proceso soberanista y la independencia de Catalunya. Él también sabe que no es suficiente con ser independentista para ser alcalde de Barcelona. Lo ha dado a entender en su presentación por escrito y lo avala su trayectoria. Forn es un soberanista de piedra picada y no renunciará a sus principios, y precisamente por eso, liderará un proyecto integrador de una Barcelona que, tal como ha prometido "trabaje en la búsqueda de consensos, que no imponga, que seduzca, que escuche y no haga callar". Quizás Joaquim Forn llegue a ser alcalde o quizás no, pero Barcelona y el mundo lo que echa de menos en estos momento son políticos como él. No recuerdo haber escrito nunca en términos tan positivos de un político. Hoy me lo pedía el cuerpo y el alma.