Hace días que la rebelión parece descartada. Se diría que apuntan a la sedición. Las declaraciones de esta semana de más de 60 agentes policiales han tenido una serie de características que ha comportado que cada una fuera prácticamente un calco de la precedente. Aparte de los contenidos, no ha sido infrecuente ver como los fiscales, con los labios o con la vista, recorrían el librito de una obra de teatro. Mala, sin embargo: mala por el texto, por los actores y por el director.

Todas las declaraciones han tenido como hilo común tres elementos: la inacción de los mossos en el lugar de los hechos, una violencia inusitada por parte de los ciudadanos que, como tercer elemento, se traducían en lesiones sufridas por los policías. Lesiones que, salvo un caso, no han producido bajas laborales.

Se ha dicho una y otra vez que los mossos no colaboraron. Es más, en algún caso se ha apuntado que incluso parecían compinchados con los manifestantes. Se ha añadido que estos mostraban una violencia que se traducía en cánticos, insultos, amenazas y miradas de odio como nunca habían visto los agentes. Algunos dijeron que estaban como los que han visto en el País Vasco. No eran ajenos a los manifestantes "encadenados de brazos". Un espectador poco atento podría pensar que llevaban cadenas. No. Entrelazaban los brazos, que es muy diferente. O se sentaban en el suelo, juntos. O, de pie, alzaban las manos. Visto así, no parece una violencia muy violenta. Es lo que tiene violentar el lenguaje.

Las lesiones no han generado denuncias específicas en la inmensa mayoría de casos. Los certificados médicos son insuficientes para cogerse la baja laboral y, en muchas ocasiones, quizás demasiadas, el agresor o agresores ni siquiera se han visto. Aparte de eso, motos, vallas y conos surcaban el cielo. Y adoquines, muchos adoquines. Pocos reportajes fotovideográficos policiales, manifiestan los declarantes.

En cuanto a objetos expelidos, se ha hablado de motos, vallas, conos y adoquines. Nadie ha aclarado de dónde salían las motos voladoras y los otros proyectiles ni quién los tiraba. Solo han dicho que eran arrojadizos: peso y dimensiones de los objetos y distancia del lanzadores es otro misterio.

Se pone el acento solo en un término, la violencia, hecho que por sí mismo no es delito. La violencia es un medio. El elemento esencial del delito es el verbo de la acción, el alzamiento. Sin alzamiento no hay delito de rebelión ni de sedición

Ante este presunto estruendo solo hay una detención, prácticamente ninguna utilización de las defensas reglamentarias y, en todo caso, una utilización educada, mínima y proporcional de la fuerza. Ningún agente vio a ningún ciudadano lesionado. Motos voladoras, vallas y conos, sí. Y adoquines.

La apocalíptica descripción precedente hecha a las acusaciones se desvanecía con las preguntas de las defensas, que, situadas en el mundo 2.0, en lugar de notas, a la hora de interrogar a los agentes, contemplaban los vídeos de sus actuaciones. Los vídeos son un tema cada vez más inquietante, porque no sabemos cómo los verán, cuando los vean. En todo caso, este tipo de preguntas de las defensas provocaron algún despropósito por parte de Marchena que, si bien no puede prohibir los utensilios que utilizan las defensas, sí que exteriorizan lo que ven en los portátiles y en las tabletas digitales con preguntas incómodas para los testigos. Con estas preguntas incómodas, se verían privados de la zona de confort donde el TS los ha colocado de forma inusual.

Decía al inicio que parece la rebelión desplazada, parece, reitero. Por el contrario, parece, también reitero "parece", nos acercamos a la sedición. Ambos delitos, lo he dejado muchas veces explicado en estas páginas, son casi gemelos: los dos requieren un alzamiento público y violento —rebelión— y público y tumultuoso —sedición. De levantamiento no se ha hablado nunca ni en las querellas, ni en los procesamientos, ni en los escritos de acusación ni en los interrogatorios públicos. Nunca. Se pone el acento solo en un término, la violencia, hecho que por sí mismo no es delito. La violencia es un medio. El elemento esencial del delito es el verbo de la acción, el levantamiento. Sin levantamiento no hay delito de rebelión ni de sedición. Esta es la ley centenaria y así lo ha visto la jurisprudencia igualmente centenaria.

Falta, además, otro elemento impresionable, un delito plurisubjetivo: un conjunto de instigadores y una mínima organización. Hasta ahora no hemos oído nada de eso en el juicio. Bueno, sí que oímos con cierta frecuencia la acusación particular interrogar sobre la organización de los grupos que se enfrentan con la policía. La respuesta de los agentes es que no ven ningún tipo de organización. Ni solamente por parte de los mossos: la mayoría de testigos constatan su pasividad, ajenos a una intervención en los hechos que relatan. Si hay algo que los españoles saben es qué es un alzamiento. Y saben perfectamente que el alzamiento no se hace por omisión, sino que se lleva a cabo activamente y decididamente. Veremos.

Alrededores

Declaró el número dos del servicio de policía judicial de la Guardia Civil. Como su jefe, fue condenado por torturas, este, pero con más suerte, ya que el TS, por una sentencia de la sala de la formaban parte dos de los magistrados de la Sala del procés, lo absolvió. Lamentablemente para el Reino de España, las víctimas recurrieron a Estrasburgo y ganaron: se condenó al estado demandado por no haber investigado lo suficiente las denuncias de maltrato. La del Tribunal de Estrasburgo es una doctrina constante. El juez Marlaska, ahora en servicios especiales y ministro del Interior, lleva tres.

Sin quitar importancia a este conglomerado judicial poco atento a la investigación, y sin reservas y hasta el fondo a las denuncias contra policías por maltrato, hay una cuestión mucho más preocupante. Me refiero a qué credibilidad merecen los policías, los dos jefes de la policía judicial condenados o implicados seriamente en temas de torturas a detenidos.

¿Podemos poner la mano en el fuego por agentes policiales que no han tenido manías a la hora de infligir apremios físicos y morales a los detenidos con el fin de obtener declaraciones que cuadraran con sus tesis? ¿Se puede confiar en que en sus atestados, notas e informes escritos o despachos verbales con los jueces instructores y los fiscales de la causa han sido seráficamente al lado de la verdad? La pérdida de confianza es mala cosa. Muy mala.