El PP está tirando por el precipicio todo lo que podía quedarle de partido de derecha más o menos moderado. Ha roto los puentes con un anchísimo sector de la sociedad catalana para años y años. Muestra una faz autoritaria desbocada que lo aleja de cualquier capacidad de negociación, no solo en Catalunya, donde todo lo tiene perdido, sino en amplios sectores de la sociedad española. Por no hablar de la opinión internacional, que sin paliativos no sabe cómo valorar tal actuación política.

El PP es un títere víctima de la agresividad de la prensa de la caverna, de El Mundo a El País, de Jiménez Losantos a cualquiera que haga escarnio, burla o insulte a la inmensa población de ciudadanos de Catalunya que quieren votar para decidir su futuro. Entre los aliados últimos del PP y PSOE hay que contar a los 900 firmantes, gente de izquierda fina, que instan a no votar porque no es, dicen, contra la opinión de millones de catalanes, un verdadero referéndum. A estos, la Guardia Civil no los visitará, que son de la Bodeguilla de Felipe, el del GAL. Lástima que estos veteranos firmantes no hicieran nada para potenciar que el referéndum pudiera serlo con todas las de la ley.

La jugada del PSOE es maquiavélica: ayuda a cortar la sangría que tienen en el movimiento municipalista y frena el paso a la marginalidad; por eso atizan el dóberman feroz que lleva el PP en las entrañas.

La represión judicial, policial y política solo crea anticuerpos en el conjunto de la sociedad. No es curioso ni contradictorio que tantos ilustrados politólogos no vean este hecho, es precisamente la estrategia que siguen. Piensan que cuando todo vaya mal en Catalunya, persecución tras persecución represiva, ellos serán quienes curarán heridas. El PSOE oportunista de siempre, un río que se esconde como el Guadiana o el Sion, en los momentos trascendentales de la historia.

Siguiendo este concepto decimonónico, no habría cambiado nunca la historia; así los derechos de los obreros, la libertad sindical, el derecho al aborto, la libertad de opción sexual, el servicio militar obligatorio y tantas y tantas cosas

El PP, anclado en la represión con conceptos del siglo XIX y XX, no ha entendido nada del mundo actual.

El PSOE es el gran farsante. En Catalunya, el aparato del PSC ha obedecido a la manera del Comité Central soviético y no ha dejado vivo a ningún dirigente de prestigio de los cuadros de ayer, amparado en un legalismo ridículo. Siguiendo este concepto decimonónico, no habría cambiado nunca la historia; así los derechos de los obreros, la libertad sindical, el derecho al aborto, la libertad de opción sexual, el servicio militar obligatorio y tantas y tantas cosas que nos han permitido a la gente en general disfrutar de las libertades reconocidas en los derechos humanos universales.

El problema del PSOE no nace en los tiempos presentes, nace en el momento de no haber roto con los hombres oscuros, turbios y corruptos, cuando la transición democrática, cuando la LOAPA y los asesinatos de los GAL mientras ellos gobernaban, cuando miraron al otro lado con hechos y acciones que envilecen a un partido y cualquier ser humano. Entonces es cuando el PSOE empieza a precipitarse al vacío ideológico y político. Moral y social.

Lo que ahora maliciosamente hace el PSOE, cuando potencia el frenesí represivo impotente del PP ante el reto democrático más importante del pueblo de Catalunya, es complicidad culpable.

La España negra de siempre. Hoy, PP y PSOE. Ayer, caciques o militares. No sabe nunca cómo digerir la fuerza creadora de Catalunya. Solo castigar y penar.

Tienen, sin embargo, un factor nuevo, muy adverso para sus intereses. Quejas solidarias con Catalunya y el proceso en Euskadi, en el corazón de Madrid, Andalucía, les Illes, el País Valencià y Castilla, e incluso entre la gente honesta del mismo partido.

Y un hecho primordial, el mundo entero mira lo que pasa a Catalunya. PP y PSOE tienen las manos atadas por la opinión pública internacional. Solo les queda la amenaza y una represión que es contestada por la fuerza y la voluntad de la gente de votar el día 1 de octubre.