"Nos encontramos en un punto de inflexión de la Historia", dijo el presidente norteamericano, Joe Biden, en la reunión de la ONU celebrada el miércoles en Nueva York. La nueva alianza presentada en una declaración conjunta el 15 de septiembre y denominada AUKUS (acrónimo de los tres países que la componen Australia, Reino Unido y Estados Unidos) revela que las fichas, los escenarios, y las estrategias globales han cambiado con un giro hacia el Indo Pacífico. Su gran rival atraviesa un difícil momento por una grave crisis del sector inmobiliario que ha obligado al gobierno de Pekín a intervenir para evitar el caos en el grupo Evergrande, tan endeudado que el mundo temió un crack que supondría un Lehman Brothers chino.

Pero vayamos por partes. El veterano presidente de la Casa Blanca trató de calmar la inquietud que despertó en la ciudad de los rascacielos la presentación de AUKUS, afirmando que "no buscamos otra Guerra Fría", añadiendo no obstante que "incluso si nosotros tenemos poderosos desacuerdos" sin mencionar en ningún momento a China.

Para los observadores más atentos, en esta nueva alianza "se percibe que vuelve la antigua anglosfera" subrayando que "cuando se trata de enfrentar amenazas genuinas, sea en el siglo XXI o en el siglo XX, son esos lazos de idioma y cultura lo que une". De hecho, EE.UU. y Gran Bretaña mantienen “una relación especial" mientras Australia entró en la Commonwealth, cuyos valores y objetivos incluían la promoción de la democracia y los derechos humanos, entre otros, como el libre comercio.

Este último punto es el que opuso a Canberra (capital de Australia), con Pekín, cuyas medidas fueron vistas como China usando su poder comercial a través del enorme mercado interno como un arma para servir propósitos políticos. Ofendido, el primer ministro australiano, Scott Morrison, reclamó a su poderoso oponente una explicación veraz del origen del coronavirus. 

A su vez, Estados Unidos se ha convertido en la fuerza extranjera dominante en la economía del país de los canguros, es el principal inversor del país (más del 25% del total) mientras China ocupa el puesto 9º, con solo el 2% de la inversión extranjera.  Si a eso se añaden las importantes vinculaciones culturales y políticas con los USA, en un mundo bipolar esto significa crecientes tensiones. 

La primera iniciativa, y la joya de su corona, será la colaboración en futuros submarinos de propulsión (no arma) nuclear para la Royal Australian Navy, que solo seis países en el mundo operan con este dispositivo más eficaz. El semanario británico The Economist ha equiparado la repercusión de este hecho con la crisis del canal de Suez en 1957, el viaje de Richard Nixon a China en 1972 o la caída del Muro de Berlín en 1989.

En este agitado ambiente, el gobierno chino ha decidido este jueves sobre el caso Evergrande enviar mensajes, coincidiendo con el vencimiento de reembolsos de obligaciones por un montante de 83 millones de dólares a bancos y gestores de activos chinos. 

La deuda de Evergrande a 30 de junio ascendía a 260.000 millones de euros, el 3% del PIB chino, lo que ha hecho temer el riesgo de un contagio en los mercados. Para salvar la situación se menciona a la entrada de un consorcio público como el Poly Property, un grupo de Hong Kong ligado al Ejército Popular. Pero no solo son deudas. Un millón de apartamentos están sin acabar en 230 ciudades, según Capital Economics. Evergrande está dispuesto a ofrecer como reembolso a ciertos acreedores apartamentos en construcción o plazas de aparcamiento. 

El temor se ha generalizado entre los centenares de millares de particulares que compraron apartamentos sobre plano. El caso presenta un juego de estabilidad social tanto más sensible en un año del Congreso del Partido Comunista decisivo para el futuro del presidente Xi Jinping, cuando uno de sus lemas para el futuro era "la lucha contra las desigualdades". 

En cualquier caso, con unos mercados momentáneamente tranquilos, el viernes todo se dio una vuelta hacia algo aún peor. Cuando se esperaba la celebración del día de la Mercè, las criptomonedas y el bitcoin se adelantaron en mostrar la otra cara financiera de las cosas.

En bolsa, Evergrande se desplomó un 11,61% mientras los inversores barajaban que el gobierno chino se muestra reacio a rescatar a este grupo, aunque está tomando medidas para limitar los daños, "La reestructuración del grupo es inevitable", agregaron.

De hecho, se mencionaba que el Ejecutivo chino está dando instrucciones a las autoridades locales para evitar que el problema se extienda y afecte a la economía del país.

En cuanto a su contagio externo, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal americana, y Christine Lagarde, del BCE, apuntaron que los problemas de deuda de Evergrande solo afectarán a China, si bien sus bancos están seguros.

Pero ojo, hasta dentro de un mes la jurisdicción no impondrá la quiebra del gigante inmobiliario y puede haber novedades. Los países autoritarios son también capaces de dar sorpresas.