Sospecho que, como en El Jueves, algunos –me atrevería a decir, los más (con acento)– tenían otra portada preparada: “Jaque a Mas” (sin acento), pero no la publicarán. Yo les hubiera sugerido un título cercano, como el que encabeza este artículo: “Jaque de Mas”. Porque, a poco que se conozca el personaje, simplemente se trataba de aguardar el último movimiento en el tablero. El movimiento que solo él, o sea, el president de la Generalitat y de CDC, podía ejecutar. Básicamente era una cuestión de deontología periodística: primero van los hechos y luego, las interpretaciones. Sirve incluso para Twitter: pasa algo, y tuiteas, y dices, y opinas, y construyes “realidad” e incluso quizás ganes la batalla. Pero si no hay agua te romperás la crisma en la piscina, incluso en la virtual. Es lo que les ha pasado a muchos y muchas: se quedaron en el jaque de la CUP a Mas y obviaron que era un jaque a todo el mundo. Y prescindieron del pequeño detalle que, una vez la Cup trazó “su” final con su no del domingo, sólo Mas podía y sólo a Mas le correspondía bajar el telón y, sobre todo, decidir cómo.

A la cartelería necropolítica made in CUP ("Hasta nunca, Mas") le acompañaron los grandes titulares de la prensa "de orden" y de "ordeno y mando" ( “El proceso ha muerto” o, más en fino, “Se acaba la función”). Y hubo quien se apresuró imaginando futuros y tranquilidades cercanas, nuevos pals de paller y tercerviismos renacidos (no se cansen: eso del futuro se ha acabado, todo es presente continuo y acelerado; lo dice Zygmunt Bauman,y la llamada izquierda, y la derecha antigua, siguen sin enterarse). Pero Mas  aún no había tomado “su” decisión.

La paradoja es que Mas ha comprendido la sutil diferencia entre retirarse o que te retiren precisamente porque no sabe perder
Si este lunes optaba por convocar elecciones anticipadas, por tercera vez desde el 2012 (es curioso que se impute "fraude a la democracia" a alguien que se ha sometido casi compulsivamente a las urnas), esos titulares habrían devenido auténticos certificados de defunción por anticipado, valga la redundancia. Las habría convocado él, como sólo a él le corresponde. Pero muy posiblemente las habría perdido después de haberlas ganado todas desde el 2003, con CiU, y con Junts pel Sí el 27S. Si no lo hacía, podía volver a presentarse a las próximas quizás con posibilidades no sólo de ganarlas sinó de continuar liderando moralmente el proceso (presente continuo). El segundo movimiento, no convocar elecciones, requería su retirada, anunciada ayer en el penúltimo minuto de la cuenta atrás. El primero no. Mas ha compredido la sutil diferencia entre retirarse o que te retiren y hacerlo desde el justo equilibrio entre lo que dictan las convicciones y la realidad demanda. La paradoja es que Mas lo ha comprendido precisamente porque no sabe perder, lo que a veces puede ser una ventaja.
La humillación de la CUP aleja el fantasma de una Catalunya ingobernable en manos de una minoría ultrasectaria
Jaque de Mas. Porque la humillación de la CUP, cuyas diputadas y diputados hoy van a votar como una sola mujer y un solo hombre al independentista aunque convergente Carles Puigdemont, antes de que un par de ellas o de ellos renuncien al acta y dos más se incorporen a la disciplina de JxSí, aleja el fantasma de una Catalunya ingobernable en manos de una minoría ultrasectaria. Lo que reduce las opciones del colauismo-podemismo de pescar en río revuelto, y por ello, marca claramente ante Europa dónde están las líneas rojas. Cosa que, en el caso de España, ni Mariano Rajoy ni mucho menos Pedro Sánchez pueden garantizar hoy por hoy a Angela Merkel.
Junts pel Sí tampoco ha muerto y Junqueras va a sufrir el sacrificio de gobernar el día a día desde la Generalitat
Jaque de Mas. Porque es Mas quien ha decidido quién será el president de la Generalitat con el concurso de JxSí al completo y el apoyo de su partido. Ergo JxSí, tampoco ha muerto. Por el momento, va a continuar siendo un campo de neutralización de la lógica –pero feroz– pugna entre CDC y ERC por la hegemonía del catalanismo, sí, del catalanismo del siglo XXI, con independencia o sin ella. Jaque de Mas. Porque va a poder controlar la voladura inaplazable de lo que queda del partido que heredó para reconfigurar su espacio político, social y electoral. Y Junqueras va a sufrir por primera vez el sacrificio de gobernar el día a día, o sea, el el presente continuo, desde la Generalitat, lo que constituye siempre un riesgo, y, por supuesto, una gran oportunidad. Jaque de Mas. Porque en Madrid han vuelto a encenderse todas las alarmas ante el "desafío" catalán. En el Parlament de Catalunya vuelve a haber una mayoría absoluta operativa por la independencia. Porque la Generalitat va a tener presidente. Porque, a diferencia de Mariano Rajoy, a partir de hoy Mas ya no va a ser un presidente en funciones de presidente sinó un líder moral con las manos libres de cargas de todo tipo.
El procés recupera un líder moral, justo lo que perdió el día de la confesión de Jordi Pujol
Jaque de Mas porque ayer hubo gente que se emocionó con el gesto del president porque el procés recupera no sólo la moral, sinó un líder moral. Justo lo que perdió aquel 25 de julio del 2014, viernes, día de Santiago y cierra España. El día de la confesión de Jordi Pujol. El día del obús al depósito moral del catalanismo. No sólo del soberanismo. Y sí, y ya sé que hemos entrado en el terreno de las interpretaciones, pero los hechos cantan.