Para entender el fenómeno García Albiol lo mejor es ir con él a su Badalona. La que él creó electoralmente de la nada. La Badalona albiolista. La que no vota PP sino a Xavi. El día escogido es hoy y el lugar el Teatro Blas Infante de la ciudad, donde 400 incondicionales asisten a una "conferencia" sobre la ciudad. Este es el motivo por el cual la organización no ha convocado periodistas de "Barcelona".

Aparece 10 minutos tarde y andando. Ya microfonado sube al escenario donde hay unas letras en el suelo que forman la frase "Albiol por Badalona". Viste pantalones grises, camisa de color azul degradado de aquellas de la marca del caballito y mocasines negros. Sin corbata ni americana. La charla la hace con el apoyo de unas fichas que le pasa una de las personas de su equipo justo cuando sube al escenario.

El discurso del García Albiol exalcalde es el habitual de los últimos dos años: En Badalona gobierna la CUP a través de un pacto "firmado a oscuras en un despacho" con la connivencia del PSC a cambio de cuatro cargos. Por lo tanto, ahora el enemigo es "la CUP".

"¿Qué podemos esperar de la CUP?", se pregunta él retóricamente. Y un señor del público grita "basura". "¿Qué ha hecho a la CUP en la alcaldía?". La gente grita "nada". "La CUP que gobierna en Badalona tiene 750 mil euros para gastar con la gente que tiene problemas y no puede pagar la luz ni el agua y, ¿sabéis cuánto han gastado? ¡800€!". Comentarios generales de desaprobación.

Una vez tenemos a los malos identificados, ¿qué ofrece este a quien todo el mundo llama "Xavi", no Javi ni Javier? Pues un discurso apartidista porque "la solución de los problemas está por encima de las ideologías" y porque "para decidir asfaltar una calle hay que dejar la ideología aparte". Cuando repasa sus éxitos como alcalde, que lo fue durante 4 años, empieza por la policía y la seguridad y pregunta: "¿Ahora veis a la policía en la calle?". Respuesta de los presentes: "Noooo".

El primer gran aplauso llega cuando habla de que los problemas de convivencia hay que afrontarlos "con contundencia".

Cambia al catalán durante 5 minutos para hablar de que él sigue trabajando por Badalona, aunque ahora dedica el máximo de sus esfuerzos a que "nadie separe Catalunya de España", cosa que provoca un gran aplauso que se repite cuando afirma: "podéis tener la seguridad de que nadie convocará ningún referéndum".

Para calmar inquietudes y posibles guerras internas anuncia que "cuando el próximo año haya elecciones autonómicas, seré el candidato, pero también seré el candidato en Badalona dentro de dos años porque tengo que acabar mi proyecto"

El acto acaba a las 20.09 y entonces empieza el auténtico momento Albiol. Reparte besos y da la mano a los presentes, pero enseguida sale a la calle. Camina unos 200 metros hasta la terraza de un bar. Todo el mundo, y cuando digo todo el mundo quiero decir TODO EL MUNDO, lo saluda. Y si alguno no se le acerca, se le acerca él.

Un grupo de señoras que están en una terraza, una pareja paseando un cochecito, una familia que está en un banco, un señor gritando desde la otra acera. Jóvenes y mayores. Es un fenómeno que es imposible imaginarlo hasta que lo ves. Media hora después llegamos al bar granja Maribel.

Hay 10 mesas. Saluda a las 10 y, mientras, también saluda a la gente que pasa. A muchos los conoce por su nombre. Una niña de unos 10 años pasa con un patinete. Se acerca al grupo y vuelve hacia sus dos amigas, que han quedado a unos metros y les dice: "está el Albiol". Un chico que dice que es florista le pasa un teléfono para que hable con un tío suyo que no se cree que está con él. Y charlan. Albiol y el señor del teléfono. El dueño de la granja-bar Maribel hace aparecer unas mesas y unas sillas y el grupo, unas 15 personas, se sienta a descansar. El líder del PP catalán hace tiempo porque tiene una cena. Los dejo tomando el fresco y unos platos de morro frito que García Albiol acompaña con una botella de agua fresca. Me invita a sentarme con ellos, pero un servidor se tiene que marchar a escribir esto que está leyendo. Cuando me alejo, me cruzo con un grupo de jóvenes de unos 16 años. ¿Y, sabe qué pasa cuando llegan a su altura? Que todos lo conocen y exclaman: "¡mira, el Albiol!".