Estaban convencidos de que no pasaría nada para enviar nueve años a prisión dos personas que subieron en un coche destrozado con el objetivo de disolver una manifestación. Estaban convencidos de que no pasaría nada por usar el aparato policial y judicial en el sostén de esta causa. Pensaban que enviar un gobierno entero a prisión sería suficiente escarmiento personal y colectivo como para que los disconformes aprendieran la lección. Creían que encerrando a todos los disidentes, desde manifestantes a raperos, sofocarían el intento de hacer cosquillas al pensamiento único.

No los importó usar informes policiales falsos encargados por ellos mismos, inventarse y falsificar pruebas que después eran filtradas a medios que no sólo eran amigos sino que los financiaban directamente con dinero negro (por cierto, los beneficiados siguen firmando artículos, publicando noticias, hablando por la radio y teniendo cargos directivos en medios). Como tampoco les dio reparo encargar los trabajos más sórdidos a la variante garbancera y con boina de un James Bond que mojaba la faria en una copa de Veterano mientras escupía huesos de oliva al pote del bote de un bar de carretera que por fuera estaba iluminado con neones verdes. O rosas.

Decían que haciendo todas estas cosas defendían la patria, pero en eso también mintieron. No, no estaban defendiendo España sino su manera de vivir. Y no mal, por cierto. La modélica transición permitió que la línea sucesoria heredera del franquismo siguiera ocupando los lugares clave del Estado. Y allí están. Todavía. Agarrados a la teta como un Garfield con ventosa en el cristal de un Seat León. Viven demasiado bien como para renunciar a su estatus. Es su negocio. España, esta España que quieren que continúe inamovible, es su empresa. La que pasa de padres a hijos. Que por eso ganaron una guerra.

Este es el motivo por el cual actúan con tanta violencia física, verbal, policial y judicial contra quien pretende cambiar alguna cosa. Por ínfima que sea. Porque les va el pan. Y el embutido. ¿Qué se cree, que ahora vendrán cuatro desgraciados a desmontarles el chiringuito? Aaay, santa inocencia. Han organizado uno "Salvad al soldado España" que es granítico. Y la orden es ir a saco contra cualquiera que intente fragmentarlo. Aunque sea alguien que aparezca con una cucharilla de plástico y empiece a picar. Hay que ser implacables porque nunca se sabe. A ver si harán un pequeño agujerito y por allí se producirá una grieta, descubriremos que no era una roca sino un inmenso grano de pus y empezará a salir mierda como para llenar Sau, Susqueda, el cráter marciano donde aterrizó la Perseverance y el ego de unos cuantos que usted y yo sabemos.

Y por este motivo no aceptan que seas español como tú lo quieras ser. Con todas las variantes posibles. Digale federalismo o José Luís. Porque es que no va de España, va de ellos y de España SL, su empresa familiar. Y la defenderán mintiendo, manipulando, extorsionando, enviando gente a prisión... o lo que haga falta. Porque permitir cualquier otro escenario sería ceder espacio. Y cuando eso sucede, nunca sabes cómo acaba. Y no piensan permitir que se les acabe. Porque trabajar es muy duro. Sobre todo cuando hace tres generaciones que no te dedicas a ello.