Crecimiento negativo, gratis total, lluvia seca, viaje a ninguna parte, la última y ya me voy para casa, música militar y... la ultraderecha gritando "Libertad, libertad". Eso último ha sucedido hoy en el Congreso de los Diputados, cuando la que se ha llamado ley Celaá, y que sustituye a la llamada ley Wert de educación, ha superado el primer trámite parlamentario:

Ahora diré unas cositas sobre este momento, pero antes permítame una reflexión en voz alta. Algo sucede cuando una misma ley blinda la inmersión lingüística, según Esquerra, y no la blinda, según JuntsxCat, el PDeCAT y la CUP. Porque siguiendo con los ejemplos del inicio de esta pieza, de la misma manera que es imposible sorber y soplar a la vez, una misma ley no puede blindar y no blindar una cosa. Creo que sería muy interesante que expertos apartidistas aclararan esto. Y ahora directos al tema que nos ocupa.

Hace años que la ultraderecha española usa la lengua catalana para sacar votos en la España del trigo y para intentar dividir a la sociedad catalana. El raca-raca permanente que dice que el castellano está prohibido en Catalunya ha triunfado fuera de aquí gracias a la inestimable colaboración de los medios de comunicación del régimen de la voz de su amo. El 99,9% de los que piensan que el castellano está proscrito en nuestro país, naturalmente, no tienen ni puta idea de la cuestión ni saben lo que dicen, pero a partir del momento en que hay quien defiende que la Tierra es plana y que la Covid es obra de Bill Gates y de Satanás, pensar que aquí torturamos a los niños que hablan catalán en el patio de la escuela, incluso es entrañable. Ah, por cierto, el otro 0,1 tampoco tiene ni puta idea, pero es quien hace correr la estafa intelectual.

Ya lo he utilizado otras veces, pero es que el ejemplo es demoledor. En noviembre del año 2014, Manuel Reyes era alcalde de Castelldefels. Jordi Évole, que no tiene fama precisamente de ser un indepe radical, se fue a hablar con este destacado miembro del PP de Catalunya al lado del patio de una escuela. Y sucedió esto:

Si aquel día Reyes hubiera podido hacer un Mag Lari, un Mago Pop o un Magoo, habría desaparecido para aparecer como mínimo en la cara oscura de Raticulín. Pero no, no había magos cerca y se tuvo que quedar. Entonces sacó un violín e interpretó la bonita melodía titulada "El Cóndor Pasa" mientras de fondo se oía un gran estruendo. Era su lerrouxismo constitucional hundiéndose en la miseria. Pero como dijo aquel, que la realidad no le quite a la ultraderecha el catalán y ETA, los dos grandes comodines que nunca le fallan para crispar, enredar y ensuciar el debate político. La Covid ha provocado en España 40 mil muertos, ha arruinado miles de personas y ha provocado problemas mentales a una cifra de personas que nunca sabremos, y ellos (y ellas) hoy allí gritando "libertad, libertad". Qué insulto más intolerable para la gente que realmente ha defendido la libertad.

El problema es que la verdad los desnuda, pero en esta cuestión la verdad es Trump diciendo que le han robado las elecciones, sin aportar ninguna prueba. O sea, no vale para nada. La mentira es como la grasa del horno, que siempre queda. ¿Qué hicieron ellos y ellas, grandes defensores del bilingüismo en Catalunya, cuando gobernaron en el País Valencià y en las Balears? ¿Qué bilingüismo hubo allí? ¿Qué hicieron para garantizar la igualdad entre las dos lenguas que reclaman en el Principado? ¿Quién se inventó la farsa esta del "valenciano" y el "mallorquín", que vomita sobre la realidad histórica y filológica? ¿Por qué lo hacen? Porque no soportan la diversidad, odian el catalán y lo querrían ver aniquilado. Y no pararán hasta conseguirlo.