¿Usted trabaja en alguna cosa relacionada con el despegue y el aterrizaje de aviones? ¿No? Yo tampoco. Por lo tanto, usted no somos nadie. Desde el punto de vista de la reivindicación laboral, me vengo a referir.

Mire que hay profesiones, pero las únicas que plantean huelgas cada año, y al inicio de las vacaciones de verano, son las que tienen que ver con los aviones. Sean controladores, pilotos, personal de tierra, etc.

¿Tienen derecho a hacer huelga? Naturalmente. No digo que no, sólo faltaría. Como todo el mundo. Lo que constato es que dependiendo de qué trabajo haces, puedes reivindicar más y más a menudo. ¿Por qué? Pues porque puedes parar medio país. Y eso es un privilegio. Aquí y en la China Popular. ¿Y esto es malo? Bien, de momento es. Una realidad como una casa de campo.

Porque, oiga, no me creo que las condiciones laborales de estos trabajadores sean tan terribles como para tener que hacer huelga cada año. Y si fuera así, quiere decir que estamos en manos de insensatos que mantienen en condiciones laborales lamentables a trabajadores de los cuales depende cada día la vida de miles de personas. Y si eso fuera así, los diferentes estados y las diferentes "AENAS" del mundo ya habrían tomado medidas. Por lo tanto, si plantean hacer huelga es porque se aprovechan de tener la sartén por el mango. Por lo tanto, les guste o no, son unos privilegiados. Y usted y yo, nos guste o no, somos unos trabajadores de segunda.

Ojo, y no estoy diciendo que sus trabajos no sean estresantes, sobre todo el de los controladores (y controladoras) y el de los pilotos (y pilotos) ni que merezcan unas condiciones "especiales". Pero hay trabajos muy estresantes donde cada día, por ejemplo, te peleas con la muerte, como trabajar en urgencias, en una ambulancia del 112 o en un hospital, en general. Y estos trabajadores no están cada dos por tres planteando hacer huelga. Y, oiga, vaya un día a verlos trabajar y estará una semana aplaudiéndolos. Y si mira su nómina, los invitará a comer. Y a cenar.

Pero lo peor, creo, es que esta reivindicación permanente hace daño a la reivindicación en general. Porque la banaliza. La opinión pública lo ve como un chantaje y no como la lucha de aquello que le llamaban la clase obrera para mejorar sus condiciones y que nos ha permitido estar donde estamos y no en el siglo XVIII. Y ahora usted me dirá: "Oiga, si pueden aprovechar, que aprovechen". ¡Exacto! En esto es a lo que me refería cuándo hablaba de los trabajadores de primera y de segunda.

Como usted y yo no podemos "aprovechar", ya ni planteamos reivindicaciones. Porque no vale la pena hacerlas. Porque nadie nos hará caso. Ni a usted ni a mí ni, por ejemplo, a las famosas Kellys de los hoteles (nombre que viene de "La que limpia"). O los que trabajan 16 horas al día en negro y a los cuales, si no les gustan las condiciones, tienen dos opciones: callar o quejarse y ser cambiado por alguien que quizás aceptará trabajar más horas y por menos dinero.

Y ahora usted me dirá: "Oiga, ¿y por qué haya gente que trabaja en unas condiciones de esclavitud, el personal que tiene relación con los aviones y los aeropuertos no tiene derecho a reclamar lo que considera que es suyo?". ¡Efectivamente! Tienen todo el derecho y más y yo no se lo estoy negando. Sólo estoy diciendo que usted y yo, comparados con ellos, (y con ellas), somos trabajadores de segunda.