La metáfora se ha usado para representar la carrera entre el PDeCAT y Esquerra hacia el abismo del referéndum. Thelma Puigdemont y Louise Junqueras a toda castaña y a ver a quién se apartaba primero para que el otro pudiera decir: "Lo veis, se ha apartado él, votadme a mí". Pero la metáfora ha sobrevivido a estos protagonistas y ahora afecta a otros dos políticos del espacio opuesto.

Los resultados del 21-D en Catalunya han hecho acelerar la velocidad del coche conducido por Thelma Rajoy y Louise Rivera hacia el abismo de la catalanofobia. Ciudadanos y el PP compiten a ver quién de los dos es más español. Y en España, el termómetro que mide quién es el más español de todos se llama Catalunya. Cuanto más gritas en su contra, más puntos ganas. Y no es de ahora.

El PP está encantado en este escenario porque cuando "España es lo único importante" pasan tres cosas: 1/ el debate está en su terreno natural y allí es imbatible, 2/ con la bandera española tapa el debate de su corrupción y 3/ deja sin espacio al PSOE. Y Ciudadanos ha visto que esta competición por la españolidad es la única manera que tienen de agujerear la roca granítica donde se ha instalado un PP que no para de ganar elecciones. Incluso cuando se repiten.

Y la lucha por el espacio nacionalista español fue la causa por la cual el PP se pasó toda la campaña diciéndole a la gente: "Oigan, que el 155 es cosa nuestra. No lo olviden a la hora de escoger la papeleta, eh!". Y por eso Ciudadanos respondía: "Sí, bien... pero este 155 es demasiado blando. ¡Queremos mucho más! ¡¡¡Y, contra TV3!!!". Y entonces el PP contraatacaba reivindicando todavía más el 155 y más cárcel para más gente. Y seguidamente Ciudadanos doblaba la apuesta. Fue una competición a ver a quien de los dos gritaba más fuerte el "a por ellos". Pero con lo que no contaba el PP es que este 155 del cual tanto reclamaba la paternidad sería la causa de su brutal bajada. Y este es un fenómeno que habría que analizar en profundidad: ¿por qué los partidarios del "a por ellos" castigaron electoralmente los padres de la criatura y prefirieron a los tíos lejanos?

Total, que la Thelma y Louise unionistas compiten ahora ver a quién salta antes en marcha de una carrera anticatalanista que en un momento dado se les puede girar en contra si ahogan demasiado la economía de nuestro país, que sigue siendo una cuarta parte de la economía española. Pero puede suceder otra situación. ¿Hacemos una suposición?

¿Y si al final la cosa no va de quién salta antes sino de quién empuja el otro fuera del coche? En una carrera para apropiarse de la rojigualda y con el gobierno español en juego, todas las guerras sucias son buenas. Y puede pasar que un tuit hecho por una persona anónima respondiendo un tuit anterior de Inés Arrimadas escrito en catalán señale un camino que alguien esté tentado a seguir. ¿Nos miramos ese tuit?

Pregunta: ¿Es posible que en la guerra para controlar la hegemonía del nacionalismo español, el PP tenga la tentación de de usar el comodín del público de acusar a Ciudadanos de ser un partido de origen catalán? ¿El ADN catalán de Ciudadanos será su gran pecado original?

¿Como diría Quim Puyal, nos jugamos un guisante?