De la lucha contra la COVID hemos aprendido que las medidas que se anuncian para 15 días acaban siendo, mínimo, para un mes. Y de la justicia política hemos aprendido que los argumentos de sus sentencias sirven para justificar la causa global. Que nuestroseñorenlacruz nos conserve la capacidad de aprendizaje. Amén.

Lo que nos ha dicho hoy el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) es que la Mesa del Parlament no es soberana. Porque la cosa iba de eso. Porque una de las ofensivas del Estado va de eso, de convertir el Parlament en una institución folclórica. Con permiso para organizar redacciones de poesía entre los escolares, entregar medallas a buenas personas que el domingo compran el tortellet de nata y organizar inofensivos plenos para hablar de la Agencia Catalana de la plantación de florecillas de colores y que se enmarcan dentro de los actos del Año del Burofax. Dejen los debates políticos para la gente importante, por favor. Envíen sus diputados al Congreso y que allí aprendan lo que es un parlamento de verdad. Ah, y no hace falta que hagan leyes porque se las revocaremos todas, incluidas las sociales. Porque ustedes no son soberanos, ¿o qué se habían creído?

De hecho, una gran parte de la causa general contra el independentismo va de dejar claro por la vía penal; con cárcel, inhabilitación y multa según los casos; quién manda aquí. El caso Trapero, con una sentencia que cada semana tiene que salir y que no acaba de salir nunca, es otro ejemplo. El Mayor fue juzgado porque tenían que sostener la mentira de la violencia con un supuesto ejército. Claro, sin uniformados no hay golpes de estado. Y a falta de otra cosa, este ejército de fantasía eran los Mossos. Pero también había una venganza personal contra quien se atrevió a controlar la situación el 17A sin aceptar las injerencias de un ministerio del Interior que no aceptó perder el relato. Y cuando se dieron cuenta de que las felicitaciones de todos los servicios secretos y todas las policías del mundo eran para Trapero, fueron a por él. ¿Cómo se atrevía, verdad? Trapero fue soberano en nombre del cuerpo de policía que dirigía. Y no se lo perdonaron.

Después del 17A, los representantes del gobierno Rajoy fueron dos días como un pato sin cabeza, corriendo arriba y abajo, siempre por detrás de la situación. Y se dieron cuenta de que ni controlaban el relato ni tampoco el territorio, a pesar de sus repetidas maniobras para desestabilizar el cuerpo de los Mossos d'Esquadra. Maniobras que continuaron posteriormente. Y cuando despertaron, el dinosaurio ya no estaba allí. Y digale dinosaurio, digale célula terrorista. Les habían pasado la mano por la cara y no lo soportaron. Y mire si sabían cómo era de importante controlar el relato, y mire si tenían preparada la estrategia, que la famosa The Nota apareció cuando todavía había cuerpos en la Rambla. Y es evidente que una cosa como esta no se improvisa. Hablo del fondo, de la elaboración intelectual de la manipulación. Porque la material quedó como quedó. Y quedó una cosa inaceptable incluso para la fiesta de final de curso de la clase de los delfines chapuceros.

Total, que ya ha caído (también) la Mesa del Parlament. Porque en ausencia de violencia en los parlamentos se puede hablar de todo... de todo al que el Estado paralelo le vaya bien, naturalmente. Veremos quiénes son los siguientes (y las siguientes) en comprobarlo en sus propias carnes.