Como si fuera un helicóptero el 1-O, hace meses que sobrevuela por encima de nuestras cabezas una pregunta: ¿Y después de la sentencia, qué harán los indepes? Pues bien, al final la respuesta a la sentencia ha empezado a producirse antes de saberse la sentencia y en una primera fase no la han protagonizado los indepes. Mire por dónde, los unionistas, y más concretamente los unionistas radicales, se han adelantado y ahora mismo la iniciativa es suya.

Pues sí, el siguiente paso del conflicto, la gestión de la postsentencia, la ha empezado la Operación Judas. Un nombre, por cierto, del cual sería interesante saber el origen, quién es Judas y por qué lo es. Y ha resultado que, totalmente por sorpresa, ha aparecido por aquí en medio un elemento inesperado que ha encontrado el independentismo con el paso cambiado y que lo ha desconcertado: la violencia. Eso no estaba previsto.

El independentismo se ha defender de las acusaciones de ser ETA. Y lo tiene que hacer sin saber hasta qué punto son ciertas o no las informaciones filtradas interesadamente, a pesar del secreto de sumario, sobre las actividades de los 7 detenidos que primero fueron nueve. Y, por si con un frente no tuviera bastante, también tiene que combatir los otros dos, que cierran el círculo perfecto de la estrategia del unionismo fuera de carta: el político y el mediático. ¿Empezamos por el primero?

En plena campaña electoral, disfrazada de pre, no sólo es demasiado tentador rechazar un caramelo como el de la Catalunya terrorista sino que lo han dejado en la puerta de una escuela. El caramelo. Ciudadanos, que estaba en caída libre, se ha agarrado a él como un muñeco con ventosa en el cristal de un SEAT Córdoba. Hoy en el Parlament han aprovechado para regalarnos una de sus más genuinas performances y han cambiado la letra de "Los Pajaritos" por la de "Los Terroristas". Y les hay quedado "Terroristas miedo aquí, terroristas miedo allí, terroristas en atentar. Pim, pam, pum, pum". Sin manías. Y en el menú han añadido "el totalitarismo indepe", "nos quieren silenciar", "nos acosan", "nos pisotean los derechos", "nos quieren echar de Catalunya".

Y este discurso, nos trae el otro frente, el mediático. Madrit (más concepto que nunca) ha comprado acríticamente las filtraciones que se ha ido repitiendo desde el lunes, destruyendo el secreto de sumario y la presunción de inocencia. Y ya tiene los ingredientes necesarios para hacer un gazpacho de la Catalunya violenta, intolerante y tenebrosa dónde se hace la vida imposible a quien no es indepe. El relato perfecto para machacar el independentismo por el lado por donde hasta ahora era más fuerte, el del pacifismo. Y construye la pista perfecta para que aterrice una sentencia "ejemplar". Hombre, si son unos terroristas, a sus líderes se los tiene que castigar como se merecen.

El baile ha empezado antes de tiempo. Y los indepes todavía estaban dejando la chaqueta en el guardarropa. La gran duda es saber qué pasarà cuando entren en la sala. ¿Aceptarán bailar la música que suena sin protestar, se plantarán quietos en medio de la pista o irán hasta donde está el disc-jockey y se pondrán ellos a pinchar lo que crean conveniente?