Sucede a menudo. Vas a la tienda comprar media libra de mortadela y sales habiendo contratado un seguro para el hogar en caso de inundación. Ojo, y vuelves en casa muy contento pensando "¿qué puede existir mejor en la vida que tener un buen seguro por inundación, sobre todo cuando habías salido por la mañana con la idea de comprarte el desayuno?". Y entonces, mirando al horizonte, exclamas: "Ya que al final no tengo mortadela y no he probado nunca un bocadillo de póliza. Creo que ha llegado el momento". Pues bien, si hablamos de referéndum de autodeterminación y de JJOO de invierno, en este ejemplo usted tiene que adivinar quiénes son los indepes, quién es Pedro Sánchez y por qué los Juegos Olímpicos son el seguro.

Hace días jugamos el partido de fútbol de la distensión política moviendo la pelota en el centro del campo en modo jogo bonito, que luce mucho pero a nivel práctico no sirve de mucho. Con los indultos hemos dado un primer paso para empezar a acercarnos al área, pero ahora llega el momento de plantearnos cómo la jugaremos para intentar marcar gol. Porque en el fútbol y en las negociaciones es de lo que se trata. ¿Por la la banda y centrar a la olla? ¿Jugaremos al espacio para que entre de cara la segunda línea? ¿Regate individual y pared rápida con el pivote y colocarla con efecto? ¿Desequilibrio en banda para aclarar la frontal y chute lejano y potente? Dicho de otra manera, ¿hasta donde están dispuestas a llegar las dos partes para resolver el conflicto y, sobre todo, cómo?

Pues bien, este miércoles Pedro Sánchez I el Indultador nos lo ha explicado en el Congreso de los Diputados. Y lo ha hecho sacándose del sombrero una inmensa póliza, una oferta sensacional y un pote de pintura. Esto último para que el referéndum nos lo pintemos. Definitivamente. La póliza para que nos la comamos, ya que no nos sacarán ni un triste xopped con la cara de Mickey. Y la oferta, ¡bufffff! ¡Qué gran oferta! ¡Es AB-SO-LU-TA-MEN-TE IN-SU-PE-RA-BLE! ¡Atención! El Presidente dará un apoyo total a la candidatura conjunta Aragón-Catalunya para organizar unos apasionantes Juegos Olímpicos de invierno el año 2030. Hacía siglos que Catalunya no tenía una inyección de ilusión de tal magnitud. Quizás desde que Noé anunció que quizás visitaría nuestro país. Fue cuando un día le dijo a su señora: "Mira Naamah (la leyenda dice que se llamaba así, pero si quiere la podemos llamar Paquita), ahora cuando el agua baje un poquito, iremos al Delta a hacer fotos de flamencos, que creo que en el arca había pocos".

¡Hooombre (y muuujer)! ¡A bodas me convidas! Entre hacer unos JJOO -de invierno, y compartidos con Aragón- y un referéndum, es que no hay color. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes? Equivocamos las preguntas del 9N y del 1-O. Ni "¿Quiere que Catalunya se convierta en un Estado? Y, en caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?", ni "Quieren que Catalunya sea un estado independiente en forma de República?". La pregunta debería haber sido "Queréis el Senado en el Aeropuerto Josep Tarradellas con una reforma del Estatuto que incluya el traspaso de los extintores de los Rodalies de RENFE y el desdoblamiento de la N340"?.

Pero no sufra, cuando se acaben los Juegos, entonces ya iremos directos al referéndum. También lo ha explicado hoy Pedro Sánchez: "No habrá referéndum de autodeterminación, salvo que consigan convencer a las 3/5 partes de esta Cámara para que se modifique el artículo 2 de la Constitución y los españoles ratifican ese cambio mediante referéndum. El PSOE nunca jamás aceptará ese tipo de derivadas". Vaya, que lo tenemos tocar. Como las medallas en la especialidad de curling.