La baja participación ha demostrado que las elecciones no se tenían que haber celebrado hoy. Se ha producido el efecto "precandidatos del Barça", consistente en que para hacerse propaganda, se puede presentar cualquiera. Pues bien, los recursos presentados serían eso. Y así acabamos regalando pizzas y tatuajes. Y la democracia tendría que ser una cosa un poquito más seria. Nunca sabremos si votando en mayo los resultados habrían cambiado, pero hoy se ha coartado el derecho al voto de muchos catalanes.

Los bloques se mantienen. Se han redistribuido, sobre todo el del españolismo por la entrada de Vox, pero a pesar de las guerras sucias, las peleas, el desgaste, y todo el resto, estamos igual. 50 a 50. En el bloque indepe, la ruptura del mundo postconver ha dado la victoria al PSC.

La gestión de la COVID no ha afectado a los dos partidos que han sido la cara de la crisis. Ni al PSC de Illa, la gran imagen de la pandemia, ni a la Esquerra que tenía las conselleries más implicadas en el día a día. De hecho durante la noche electoral nadie ha hablado de COVID. Como tampoco se ha hablado durante la campaña.

La explosión de Ciudadanos dibuja y explica el nuevo mapa político del españolismo "nostrat" (o constitucionalista o no independentista, dígale cómo quiera). Este partido artificial se ha roto en dos opciones opuestas. Los catalanes que hace tres años creyeron que Ciutadans era la mejor receta para frenar el independentismo se han escindido entre una mayoría que ha optado por la propuesta de solución dialogada del PSC y un sector duro que se ha marchado a Vox.

Illa era el candidato idóneo para arrastrar este voto, como Biden lo fue para ganar a Trump. Candidatos que sus rivales creen que no son los más indicados, pero sí que lo son para sus votantes, que como su propio nombre indica, son los que los votan. El PSC ha hecho valer que es un partido implantado en el territorio, que forma parte del país. En tu pueblo tú sabes quién es el del PSC porque lo ha sido siempre. Con oscilaciones, desbordado por el 1-O donde todo era o blanco o negro, pero vuelve a ser aquel partido que llenaba el Sant Jordi y se le quedaba gente a fuera.

Esquerra no es sólo ampliar la base, también es la vía dialogada con el PSOE para intentar salir de donde estamos. El reto será conseguirlo, pero antes tendrá que decidir con quién pacta. Y, sobre todo, qué pacta, cómo lo hace y cómo lo explica. Por primera vez han ganado a Convergència, aunque ahora sea la post. Saber gestionarlo será la semilla de cómo será su futuro. Ellos tienen la llave de cómo será el nuevo Gobierno. O si repetiremos elecciones.

Se veía venir que a Junts le afectaría el estropicio habido con el PDeCAT. Y con el PNC. Y con el resto de migajas en que ha quedado convertido este espacio. Con unos resultados tan ajustados, todos los votos son buenos, sobre todo los 75 mil que han ido a parar a sus excompañeros. Si deja de llevar el peso del gobierno quizás tendrá tiempo y fuerzas para intentar rehacer su escenario e ir recuperando efectivos. Están condenados a entenderse con un PDeCAT a quien le interesa el paraguas de la marca Puigdemont y que le da a Junts la su fuerza municipal.

Vox es el "A por ellos, oé", pero no sólo. Es la vía unilateral que quiere a todos los indepes en la cárcel, sí, y también es la crisis y el enfado. Y entre todos los hemos engordado. Porque si a la bestia le das de comer, la bestia crece. Lo han votado más de 200 mil catalanes y tendrán grupo parlamentario. Eso quiere decir estar en las comisiones de trabajo del Parlament y presidir alguna. La previsión es que las performances de Ciudadanos en los escaños quedarán como la fiesta de final de curso de la clase de los delfines. Pero eso puede ser también ponerlos delante del espejo porque no es lo mismo estar en la calle gritando que dentro teniendo que hacer cosas.

La CUP, sin hacer ruido, casi vuelve a ser el partido post David Fernández, que fue su gran momento. Y los Comunes se quedan donde estaban. Los dos tendrán que estar a la espera de la decisión de Esquerra. Calentarán en la banda hasta que los de Aragonés y Junqueras decidan si juegan con una táctica 4-3-3 indepe o 4-3-3 de izquierdas. El PP ha sufrido el efecto Cayetana o venir de fuera a estropear el trabajo del día a día. ¿Qué es el PP de Catalunya ahora mismo? ¿Si eres españolista, por qué tendrías que votarlo? ¿Qué te ofrece? Una vez más se demuestra que un gran candidato no es suficiente.

Total, que en general los catalanes (y también las catalanas) han votado por la reconstrucción. Ahora los partidos tienen que implementar este mandato. ¿Cómo? Mañana lo empezaremos a saber, pero es evidente que habrá que gastar sillas.

¿Y ahora qué pasará? De momento Salvador Illa ya ha anunciado que se presentará a la investidura sabiendo que no será el nuevo President. A partir de aquí, empieza la partida.