Esta tarde del sábado de calles y centros comerciales llenos de ciudadanos ayudando a los Reyes del Oriente a hacer su trabajo también ha sido un sábado muy parlamentario. Demasiado y todo, que ya no tenemos edad.

En el Congreso de los Diputados, primer acto de la obra titulada "Pedro Sánchez será presidente el martes". Para mi gusto demasiado largo, pero ya se sabe que el desmenuzamiento electoral sufrido por aquella institución en relación a la representación partidista, alarga mucho los plenos. La performance ha servido para comprobar que Pedro, Sánchez, Pérez-Castejón, Pedro Sánchez y Pedro Sánchez Pérez-Castejón son personas diferentes. Todas ellas entre sí individual y colectivamente. Y con discursos opuestos. Propongo -humildemente- que cada vez que el Presidente aparezca en público haya un semáforo que nos avise cuál de todos ellos ha venido aquel día. El pleno también ha servido para comprobar que Pablo Casado "El Moderado" podría presentarse a un concurso de nuevos talentos del insulto. La dificultad de su discurso de hoy ha sido situar palabras normales en medio de todas las descalificaciones y exabruptos.

Mientras, en el Parlament hemos visto cómo la Junta Electoral Central (JEC) rehacía la unidad indepe (provocando gestos cálidos y afectuosos entre miembros de JuntsxCat i Esquerra) y conseguía que PSC y Comunes se pusieran al lado del President Torra. Con diversa intensidad, pero de su lado. Como desde aquello de los panes y los peces no se había visto un milagro igual, no descarte que al final resulte que la JEC sea Jesucristo. La diferencia sería que en vez de caminar por encima de las aguas, los 7 magníficos tienen la virtud de caminar por encima de la legalidad. Y no por sus propios poderes sino porque alguien los sostiene. Y ellos lo saben. Los de la JEC, quiero decir. Y por eso lo hacen.

Y esta es la gran cuestión política de lo que estamos viviendo estos últimos dos días: ¿Quién manda de verdad en España? ¿Manda el poder político elegido por los ciudadanos o manda la primera JEC cualquiera que pasa por delante del Palau de la Generalitat, ve luz, sube y, otorgándose una potestad que ni tiene ni tendrá nunca en su vida, decide que expulsa de su silla al President aplicando el famoso artículo del ordenamiento conocido como el "pormisgüebos"?

¿Quién manda en el Estado español? ¿Manda el poder político representado por quien desde el próximo martes será presidente del Gobierno o manda un Poder del Estado que no sabemos quien es, que nadie ha elegido y que se otorga la responsabilidad de tomar las decisiones que le convienen en nombre de no se sabe qué? Y la pregunta más terrible de todas: ¿Pedro Sánchez está en condiciones de asegurar que, en la actual situación, un día cualquiera no entrará la Guardia Civil en La Moncloa y lo detendrá? ¿Acusado de qué? Mire oiga, en España eso tanto tanto da porque el pantone va desde rebelión a terrorismo pasando por poner y quitar pancartas.

Y la duda: ¿La España "de gente normal", que hay más de la que nos pensamos, empezará a entender lo que hace tiempo les están diciendo desde Catalunya, que eso ya no va de independentismo sino de democracia y de derechos? Porque si no estaremos en aquello tan famoso de "Cuando los nazis vinieron por los comunistas, no levanté la voz porque yo no era comunista..." y que acaba con aquello tan famoso de "Ahora vienen a por mí y no hay nadie que levante la voz".