- Eh no, que ustedes no podrán hablar con periodistas. Por si las moscas. Ni reunirse con sus compañeros de grupo parlamentario. Ni hacer ruedas de prensa. Ni entrevistas. Ustedes no sólo son invisibles sino que tienen que serlo.

- Ya, pero es que resulta que somos diputados. Y lo somos porque tenemos derecho a serlo. Porque si no, ustedes no nos hubieran dejado presentarnos a las elecciones. Y haber podido presentarnos y haber salido elegidos demuestra que estamos en prisión fruto de una decisión tan arbitraria como injusta. Y que ahora podamos recoger nuestra credencial que nos acredita como diputados electos en el Congreso de los Diputados es la prueba fehaciente de que ustedes hace un año y medio que intentan pasar como normal una anomalía evidente.

- Sí, pero entre ustedes y nosotros hay una pequeña diferencia. ¿Son ustedes los que deciden lo que nosotros hemos decidido hacer con ustedes? ¿No, verdad? Pues nosotros sí. Y lo que decimos nosotros, es. Y lo que dicen ustedes, no es. Aaaah, Haber estado Estado... ¿Entienden el juego de palabras? Estado Estado... ¡Ha, ha, ha! ¡Es que somos buenos, hostia!

- Totalmente.

- Por lo tanto ustedes entrarán en el Congreso de los Diputados por un lugar no previsto y así despistaremos a la prensa. Y con esta hábil maniobra mantendremos la chusma alejada de ustedes y nos ahorraremos su mirada siempre molesta. La de la prensa y la propia de ustedes mismos.

- Perdonen una preguntita... ¿Ustedes saben que existen unos aparatos denominados teléfonos móviles?

- ¡Naturalmente! ¿Por quién nos han tomado?

- Bien, pues si son conocedores de esta circunstancia, ahora viene la pregunta que ya es para nota: ¿les suena una cosa que le llaman twitter?

- ¿Estas preguntas tienen como objetivo despreciarnos?

- No, más bien situar la cuestión en el lugar donde está exactamente, aunque algunos cierren los ojos muy fuerte para no verla.

- ¿A qué se refieren?

- Pues, miren, ya que disponen de twitter, cuando tengan un momentito, y si son tan amables, ¿podrían entrar en las cuentas de Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull, Josep Rull y Raül Romeva?

- Nosotros siempre tenemos un momentito.

- Perfecto. ¿Y, qué ven?

- Unos vídeos.

- ¿De quién?

- De Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull, Josep Rull y Raül Romeva.

- ¿Haciendo qué?

- Charlando, opinando y comentando su jornada de hoy en el Congreso de los Diputados.

- ¡NO PUEDE SER! ¿Nos están diciendo que la red está llena de vídeos de quien ustedes no querían que hubiera vídeos hablando de lo que ustedes no querían que hablaran?

- Pues sí...

- ¡Vaya por Díos! ¿Y, qué creen que ha pasado?

- Pues...

- Bien, ha pasado que estamos a punto de cruzar el primer cuarto del siglo XXI. Y resulta que vivimos en un mundo donde todo el mundo tiene un aparato que hace fotos y graba unos vídeos que en un pim-pam pueden ser vistos en todo el mundo en todas partes. O sea, es posible que en el Polo Norte haya un esquimal pescando y que dos minutos después que los presos políticos hayan colgado el vídeo, ya lo esté comentando con una foca. No sabemos si nos explicamos...

- ¡Perdonen! ¡Presos políticos, no! Son políticos electos presos diputados políticos de la credencial de la cosa.

- Cómo ustedes quieran, pero prohibir a los periodistas hacer su trabajo para evitar que expliquen la realidad no ha servido de nada. Eso era así en el siglo XIX y en el siglo XX, pero hoy en día las cosas funcionan de otra manera. Estamos en el siglo XXI, aunque algunos aún lo desconozcan.