Por fin ha salido el gordo de los letrados (del Parlament). Ha tardado, pero al final tenemos dictamen sobre si el reloj corre o no corre. O sea, si se ha puesto en marcha o no el mecanismo que nos lleva a unas elecciones dentro de dos meses. Y el número premiado es que no. Haciendo una metáfora relacionada con la actualidad meteo, la cosa sería que los letrados dicen que el pleno que tiene que escoger al president está congelado y, por lo tanto, para poder servirlo a la mesa primero hace falta descongelarlo. Y que el microondas lo tiene el Tribunal Constitucional, que es quien tiene que decidir sobre el recurso presentado por el Gobierno contra la investidura de Carles Puigdemont. Ya sabe, aquello que el Consejo de Estado le dijo que no. Por lo tanto, mientras no se descongele la pieza, no hay plato y el reloj no corre.

La pregunta es: ¿y por qué quiere el Gobierno del PP que corra el reloj y en Catalunya haya elecciones? Pues que no sea porque quieren que en Catalunya haya elecciones. Como dijo el poeta: "si es blanco y en botella, a ver si será horchata". ¿Y, por qué querría eso el Gobierno Rajoy?

Quizás porque una campaña electoral les iría bien para reforzar su discurso en esta lucha electoral a muerte que mantienen con Ciudadanos en España.

Quizás porque entre que pasan los dos meses, se repiten las elecciones y se constituye el nuevo Gobierno, nos situamos en septiembre/octubre y durante este tiempo seguiría aplicándose un 155 que tan bien va para ahogar económicamente a muchos actores sociales catalanes que el Gobierno tiene mucho interés en ahogar. Sobre todo los medios de comunicación públicos, TV3 y Catalunya Ràdio.

Quizás porque entre que pasan los dos meses y se convocan las elecciones resulta que el Gobierno puede conseguir la inhabilitación de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y el resto de cúpula de la generación política del 2017 y piensa que eso podría favorecer una victoria unionista.

Quizás porque unas nuevas elecciones permitirían al PP mejorar su último resultado. Quizás piensan que cuando tienes 4 diputados y eres la última fuerza política en el Parlament, es muy difícil ir a peor. Bueno, o no...

Quizás porque en unas nuevas elecciones desaparecería aquel argumento inapelable que revolotea por encima de sus cabezas y que dice: "Ustedes animaron repetidamente a Puigdemont a presentarse a las elecciones pensando que perdería, nunca dijeron que si ganaba no podría ser investido presidente y ahora no permiten que eso pase".

Quizás porque mientras se habla de Catalunya, de Puigdemont y del procés, no hay tiempo ni espacio para hablar de corrupción, de pensiones, de la grave crisis del mercado de alquiler o de la gente que trabaja a precario por un sueldo que los sitúa en el umbral de la pobreza.

Quizás. Y quizás porque al final la política es el arte de saber tocar las teclas justas y precisas para conseguir la propia supervivencia. Y eso incluye a todo el sistema, no sólo el PP.