Sí, sí, hace 24 horas que no paro de pellizcarme todas mis partes blandas. E incluso alguna dura. No ya para comprobar si esto es un sueño, sino directamente para confirmar que no estoy muerto y esto ha sucedido, sí, pero durante mi camino hacia el infierno y como aviso de cómo las gastan allí.

¿Y, qué es este "eso" al que he hecho referencia un par de veces? Pues esto:

Nicolas

¿Qué, impacta, verdad? Sí, es el pequeño Nicolás en el programa FAQS de TV3 del sábado pasado luciendo un lazo amarillo. Explican que Pilar Rahola se lo encontró por los pasillos de la tele y le dijo que se lo pusiera. Y cualquiera le dice que no a la Rahola, ¿verdad? Total, que él que había ido a hablar de su nuevo partido político llamado Influencia Joven (IJ) acabó con un lazo amarillo en la solapa, afirmando que se lo ponía porque estaba "a favor de la libertad de expresión" y argumentando que "puede parecer una broma que me lo haya puesto, pero defiendo a todos los jóvenes".

Naturalmente, los presos y las presas están muy agradecidos por el gesto, sobre todo porque les ha llamado jóvenes. Y eso anima mucho cuando tienes que enfrentarte al aparato político-judicial español. Pero vamos a por el gesto, propiamente dicho.

Que Nicolás se ponga el lazo explica tanto como funciona el sistema mediático-político, pero tanto. Él fue a hablar de su libro y si había que ponerse un lazo amarillo, se lo ponía. Y si hubiera tenido que comerse un plato de gusanos rebozados, se los hubiera comido. Y si hubiera tenido que decir que era trotskista, ningún problema. Hemos frivolizado tanto la política, la hemos convertido en un espectáculo de pague una barra y le regalamos una rueda de molino, y lo hemos infantilizado hasta niveles tan cósmicos que 1/ le damos bola a un personaje como el pequeño Nicolás, un Lazarillo de Tormes del siglo XXI, porque dice que quiere montar un partido y presentarse a las elecciones europeas y 2/ una vez allí, para estar a la altura del despropósito global, él va y se pone un lazo. Y lo justifica con unos argumentos que no tienen nada que ver con la intención que hay para lucir el lazo.

El siguiente paso es organizar una mesa redonda con el señor Pequeño, en Karl Jacobi y Josep Bou Vila Costa Font Barceló Fontarnau Pujals Sendra Soler Berenguer Solà i Puigdesens. Y mientras hablan de mecánica cuántica y de la teoría de las supercuerdas pararían de vez en cuando para gritar "Llibertad presos polítics" siguiendo el ritmo que marcara Manolo el del Bombo bajo la batuta vocal de Leonardo Dantés.

Entiendo que, como el señor Pequeño hace las cosas muy convencido y no como postureo para caer simpático durante cinco minutos, seguirá llevando el lazo. También cuando pasee por el barrio de Salamanca de Madrid. Estaría bien hacerle un reportaje a ver qué reacciones genera. Y después acompañarlo al hospital.

Y también entiendo que esta apuesta decidida a favor del lazo continuará en el tiempo y lucirá uno de bien grande en la próxima gala de los Goya, donde sus conocidas habilidades para colarse donde haga falta, lo permitirán acabar de presentador. Y de esta manera, ya que ninguno de los progres presentes en la gala de este año se atrevió ni con el lazo ni con nada, de nada, quizás en la del próximo año tienen una excusa para mostrar su vertiente de compromiso y reivindicación. Y todo gracias al pequeño Nicolás.