Pedro Sánchez quería vender su producto. Y sabía que La Sexta se ha convertido en el canal político de referencia en España. Por lo tanto, si de lo que se trataba era de tener audiencia, pero sobre todo resonancia e impacto, tenía claro que tenía que ir a La Sexta. Por eso ha aparecido hoy. Y por eso ha ofrecido un montón de titulares. De hecho, hacía tiempo que de una entrevista política no salían tantos titulares.

La conversación, grabada en un bar, ha empezado a saco, con un ¿Cómo estás?, sin ni decir buenas noches. Sánchez y Évole vestían camisa tejana y el exlíder socialista llevaba desabrochados los dos botones de arriba.

El tono ha sido próximo. No sé si esta proximidad era totalmente sincera o impostada porque no conozco al personaje. El caso es que quería desembuchar y con tres objetivos claros: 1/ denunciar un complot contra él, 2/ ajustar las cuentas con unos cuantos (y una cuanta), y 3/ postularse como futuro líder de un nuevo PSOE.

Empezamos por la parte más jugosa, la denuncia de que ha habido un complot "del sector financiero" para hacer presidente a Rajoy e impedir un pacto PSOE-Podemos. Cuando Jordi Évole le ha pedido varias veces que pusiera nombres a esta conspiración, se ha excusado en un prudente "no, no es mi estilo". Supongo que por si en un futuro le hacen falta créditos o apoyos de estos "sectores financieros" que ahora son tan perversos. Nunca se sabe, ¿verdad? Curiosamente sólo ha dicho el nombre de una empresa, Telefónica, y de una persona que, fíjese usted por donde, ya no está en esta empresa. Del resto, ni uno. Interesante.

También ha hablado de las presiones recibidas por parte del diario El País. Ha considerado el trato que le ha dispensado este medio en sus editoriales como "abusivo e insultante". Y entonces ha explicado el origen de todo. Como este medio y los medios en general están condicionados por el "sector financiero", todos juntos han boicoteado un gobierno de izquierdas. Pero una vez más no ha concretado nombres de otros medios que no fueran El País. De hecho, Évole le ha sacado un par de veces el nombre de Juan Luís Cebrián, mandamás del grupo PRISA (al que pertenece el periódico) y nada. En cambio sí que ha hablado muy bien de La Sexta, aunque ha comentado algo de una línea editorial no favorable a su persona, pero sin aclarar mucho. Si era una crítica, ha quedado muy confusa y ha pasado desapercibida. Y tampoco se le ha repreguntado por el tema.

Por cierto, espero como agua de mayo a ver qué dice El País de este lunes de las bonitas palabras que le ha dedicado en señor Sánchez.

Vaya, que Pedro ha dicho la verdad que todos ya intuíamos, pero se ha quedado a medias por un "nunca se sabe" del cual hablaremos dentro de unas líneas, porque ahora todavía estamos en el punto dos, el de ajustar las cuentas.

A Susana Díaz le ha dicho desleal, pero sin usar esta palabra. Lo ha hecho explicando que en su momento se reunieron los dos y él la animó a que se presentara en la secretaría general del partido. Ella rechazó la posibilidad porque quería dedicarse a Andalucía, y entonces él le dijo que daría el paso y que ella le respondió que adelante y que tendría su apoyo. Pero el día siguiente mismo de ser elegido líder del partido, el PSOE andaluz empezó a hacerle la pirula. "El PSOE no puede estar sufriendo la agenda personal de un dirigente. Sí alguien quiere ser secretario general, se presenta", ha llegado a decir Sánchez. Y sólo le ha faltado añadir... se presenta y no se dedica a tocarme las narices.

A Felipe, sin decir la palabra, lo ha calificado de mentiroso. El expresidente va explicando estos días que los dos tuvieron una conversación donde Sánchez le dijo que daría apoyo a la investidura de Rajoy y que después cambió el discurso sin encomendarse a nadie. Hoy Sánchez ha manifestado que lo que le dijo a Felipe es que posiblemente se tendrían que abstener y que en ningún momento le dijo que harían presidente a Rajoy. "Una cosa, por cierto, que también defendió Pepe Borrell", ha añadido. Evidente guiño de Sánchez a quien (también) se postula como futuro líder del partido y que puede ser un buen aliado.

Y, para rematarlo, una frase que ha sido un dardo: muchos militantes no se reconocen con este Felipe del 2016 que si fuera el de hace 30 años diría "no es no".

La última cuenta la ha pasado con Antonio Hernando, antigua mano derecha y la cara que defendió hacer presidente a Rajoy en el debate del sábado. "Estoy decepcionado con su decisión de defender la postura del comité federal y es una lástima que haya tomado la decisión de hacer este papel". ¡¡¡Paaaam!!!

Y, finalmente, el futuro. Ha tejido un relato que ha ido salpicando la entrevista, pero que si lo unimos todo da como resultado que: 1/ hay que dar la mano a Podemos. Lo ha defendido reconociendo que se equivocó calificándolos a su momento de populistas. NOOO, son unos buenos chicos que significan la renovación y que aglutinan a los jóvenes y a la nueva savia, 2/ el actual PSOE tiene una estructura antigua que no comparte y 3/ hace falta negociar y pactar con los indepes catalanes y vascos, porque son una nación. ¿Derecho a decidir?, le pregunta Évole. La solución es votar, dice Sánchez. ¿El qué? Una reforma constitucional pactada.

Entonces ha explicado que en una reunión con varios secretarios generales del partido, se le dijo que nada de hablar con los indepes, aunque él mantuvo contactos "sin hablar nunca de hacer un referéndum". Pues bien, ahora "reconoce que fue un error aceptar la demanda" de los barones sociatas.

Y el último titular, que es curioso de saber, pero que al final ha quedado muy tapado por el resto, es que decidió "no es no" a Rajoy después de una conversación con el reelegido presidente donde este le dijo que necesitaba el voto del PSOE, pero que también los necesitaba para gobernar. Aquel día decidió que eso era imposible. Y, por todo lo que ha explicado, aquel también fué el día en que empezó la cuenta atrás de su final. ¿Definitivo? ¡¡¡Nooor!!! Una vez ofrecida la mano a un nuevo PSOE sin la rémora del pasado, a Podemos y a los indepes, ha anunciado que aspira a ser secretario general socialista en un congreso que tendría que ser pronto. Anuncio que, de hecho, era el objetivo de la entrevista.

De momento, coge el coche y se va a visitar a los militantes que lo tendrán que votar en las primarias y que en toda esta historia, nadie les ha tenido en cuenta y que habrán quedado contentos con este Sánchez.