(Aviso importante: La aparición de la villa de Mondoñedo en el título de esta pieza se debe exclusivamente a la circunstancia que tiene similitudes fonéticas con Pedro y la unión de las dos palabras provoca un cierto efecto de rima. Pedro-Mondoñedo. Fin del aviso)

Total, que Pedro le dijo a Pablo que ni hablar. Pensando, seguramente, que Pablo le diría "pues sube aquí arriba y verás Móstoles, que yo no pienso moverme". Pero, fíjese usted por donde, Pablo le dijo a Pedro que sí, que daba un paso al lado, que se iba a la papelera de la historia ministerial y que viento en popa a toda vela con el pacto de la izquierda.

Y ahora Pedro se encuentra en la misma situación que todos nos hemos encontrado alguna vez cuando no tenemos ganas de ir a comer o a cenar con alguien y buscamos alguna excusa:

- No, es que mañana no puedo que tengo podólogo.

- ¡Pues quedemos pasado mañana!

- No, es que tengo que ir a pasar la ITV...

- Pero si no tienes coche...

- No, no, la mía. Tengo una revisión médica que dura todo el día.

- Pues quedamos al día siguiente...

- Estaré recuperándome de la revisión médica.

- ¿Y el otro?

- ¡Se morirá mi abuela!

- No tienes abuela, pero si quieres quedamos en el tanatorio.

- ¡¡¡Socorro!!!

Por lo tanto ahora Pedro no puede decirle a los amigos (y amigas) de Pablo que se le ha muerto la abuela, sino que para ser creíble tiene que poner día y hora para la cena. No tiene más remedio. Aunque toda la comida se la pasé mirando el móvil.

Pero lo más inquietante de todo es la actitud de Pedro con Pablo. ¿Qué caray le ha hecho Pablo a Pedro para que desde el primer momento se haya negado a sentárselo en la silla de al lado del Consejo de Ministros? ¿Qué ha pasado entre ellos? ¿Cuándo se acabó todo? ¿Por qué Pablo era el gran escollo para un acuerdo de izquierdas?

La cuestión es que, como todos ya nos afeitamos (o nos depilamos), hemos aprendido a oler la chamusquina de una hora lejos. No consta ninguna enemistad manifiesta entre Pedro y Pablo. Entonces, ¿por qué esta negativa tan absoluta como nominal de Pedro a pactar con Pablo?

¿Y si el problema no era Pablo sino que Pablo era la excusa? ¿Y si quien decidió de verdad que Pablo era el chivo expiatorio perfecto para disimular y forzar otro tipo de acuerdo fueron los firmantes de lo que en Madrit (concepto) conocen con el nombre de "Los Acuerdos"?

¿Y si es cierta la teoría según la cual el IBEX-35 y los medios de comunicación oficiales del club (del suyo) le prohibieron a Sánchez pactar nada con los podemitas, no fuera que alguien en algún momento de debilidad tuviera la brillante idea de intentar buscar alguna solución para resolver políticamente el conflicto (político) catalán?

Bien, la respuesta la tendremos en breve si Pedro se sienta en la silla de La Moncloa con un gobierno que tenga amigos de Pablo y aunque no time, Pablo se va a Mondoñedo. O más lejos todavía. No lo sé... Pablo a Ciudad del Cabo, que sí que rima. 

(Aviso importante: La aparición de la villa de Ciudad del Cabo en esta pieza se debe exclusivamente a la circunstancia que tiene similitudes fonéticas con Pablo y la unión de las dos provoca un cierto efecto de rima. Pablo-Ciudad del Cabo. Fin del aviso).