¡Catalanes! ¡Catalanas! Hay una epidemia. Y gorda. Bueno, realmente son unas cuantas, pero la que nos okupa hace referencia a una tan repentina como preocupante carencia de comprensión lectora. De repente socialistas de píldora azul, peperos que conocen la ética de vista pero no la tratan mucho, medios de comunicación donde la gente escribe poniéndose ortigas dentro de unos calzoncillos 5 tallas pequeños que aprietan mucho el mondongo y, lo más preocupante, jueces del Tribunal Supremo, afirman que para recibir un indulto tienes que mostrar arrepentimiento. Y, mire, no. Esto no es así. Pero detengámonos en la Sala Segunda del Supremo. Porque se trataría de la justicia y tal. Y cual.

Me preocupa, y mucho, que si en ningún sitio -en ningún código penal, en ninguna ley, en ningún tipo de papel- dice que para ser indultado haya que mostrar ningún tipo de arrepentimiento, ¿de donde han sacado que eso sea así? ¿Leen una cosa y entienden otra? ¿Porque inventárselo no puede ser, verdad? Vaya, es que sería muy fuerte que una Sala del Supremo argumentara cosas afirmando que la ley dice una cosa que no dice. Porque, claro, si eso sucede en una cuestión tan evidente como esta, no quiero ni imaginar -pobre de mí- en qué más podrían haberse confundido. Y de qué manera pueden haber llegado a aplicar la ley en otras sentencias. Bien, la ley o lo que sea, porque es evidente que en el tema del arrepentimiento no estamos ante ninguna ley sino en un malentendido lectoral. O de una fabulación. Pero por mi castigado cerebro circula otra pregunta: ¿por qué motivo en un informe elaborado por el gran Tribunal español se afirma una cosa que ni es cierta, ni existe y que no ha existido nunca?

Hay quien se pregunta de qué ha servido el 1-O. Pues en relación a lo que hablamos, para comprobar que el Estado ha aplicado en Catalunya la plantilla vasca, pero sin existir ninguna violencia. Y a partir de aquí, como dijo al poeta, ¡PALANTE! Madrit (concepto) no tiene ninguna oferta. Nunca la ha tenido. En ninguno de sus conflictos. El criterio siempre es ir a saco. Dialogar nunca es una opción. Y no de ahora. Es de hace siglos que este PP y este felipismo de melocotón en almíbar flambeado hacen política con los ojos rojo de ira, odio y venganza. Lo que sucede es que entonces tenían otros nombres. Pero estamos allí mismo. El PP de Aznar y Rajoy indultó a asesinos de Estado y a torturadores confesos. Entre otros personajes, muy buena gente todos. Y nadie, incluido el Supremo, abrió la boca.

El 9N y 1-O se los hicieron a ellos. Ante sus narices. En el primer caso, mientras la noche del recuento de votos se hacía en un centro de prensa lleno de periodistas, cuando se dieron cuenta de la situación ellos hicieron salir a toda prisa al ministro del ramo con un micrófono enganchado con celo. Y en el segundo no encontraron una puta urna. ¡NI UNA! Eso sí, tienen armas y togas. Y un Estado. Y teniendo eso, sentarse a negociar es de cobardes. Y una pérdida de tiempo. ¿Pudiendo ganar por 30-0 y con el equipo contrario jugando con tres futbolistas, por qué tienes que privarte de poder humillar al enemigo? Porque los otros son los enemigos. Por eso su reacción en los dos casos ha sido entrar a matar. Con una prisión que no se aguanta por ningún lado y buscando la ruina económica de personas individuales.

Y los colaboradores ideológicos necesarios que sostienen el invento hablan de que se impuso la República a la mitad de los catalanes sin tener en cuenta a la otra mitad. Bien, visto así, y considerando como consideran ellos que hay dos mitades de catalanes, a la otra le imponen la monarquía. Y sin preguntarle. Porque al menos el 1-O se trataba de preguntar. Y para imponérsela, el Estado subvirtió la ley y envió miembros de los cuerpos de seguridad a mentir en un juicio. Y ahora su justicia política bloquea la renovación de sus órganos de gobierno para poder seguir controlándolos.

Pero por haber hecho todo eso (y más), el arrepentimiento ni está, ni se le espera. Y sobre todo no se reclama.