Convocan una rueda de prensa. Y a la hora prevista me planto ante el televisor, la radio, o el ordenador para seguirla. La hora prevista son las X, pero siempre acaban haciéndola a las X+1 hora más tarde. Y eso es una falta de respeto total y absoluto. Oigan, si no tienen preparado qué tienen que decir, no pongan ninguna hora. No pasa nada. Y cuando lo tengan todo a punto, entonces nos dicen a qué hora saldrán. Y salen a aquella hora. Y no hacen esperar a la gente, que quizás tiene otras cosas que hacer en la vida. Al menos tan importantes como seguir la rueda de prensa.

Y a la hora prevista, más una hora de retraso, aparecen varias personas para explicarnos qué pasa. Y para detallar qué piensan hacer para que dejen de pasar. Y, servidor de usted, se concentra mucho en todo lo que dicen. Y pasan cinco minutos. Y pasan 10 minutos. Y empiezo a mirarme a mí mismo con cara de: "¿Estás entendiendo algo?". Y mi auto-respuesta es que no. Y pasan 20 minutos, 45, una hora y 10... Y aquellas personas continúan allí charlando y servidor continúa allí plantado sin entender nada. Y me preocupo. ¿Fruto de la edad, estaré sufriendo severas carencias cognitivas?

Y entonces envío un mensaje a otras personas que sé que se están mirando la comparecencia y les pregunto si están entendiendo algo. Ojo, no estoy hablando de gente como yo. Hablo de personas con un nivel intelectual homologable, que la mayoría a veces son expertas en el tema que se plantea en la rueda de prensa, que hace años se dedican a oír gente que sale a explicar cosas y que tienen los dedos pelados de escribir piezas de resumen de lo que dicen los otros para que usted y yo las entendamos. Y la respuesta que me dan es que están igual de perdidas que yo. Y en aquel momento todavía me preocupo más. ¿Por qué? Porque se supone que quién sale a dar explicaciones tiene que ser entendido por quien tiene que transmitir esta información a la opinión pública. Y si no eso no sucede, tenemos un problema. Grave. Y no está sucediendo una vez, sino que ya se ha convertido en un clásico.

Y llega el momento de las preguntas. Y allí se plantean las dudas. Y entonces pienso: ¡"Aaaaahora! Esta es la mía. Estaré muy atento y muy concentrado y por fin entenderé la cosa". Y hacen la primera pregunta-duda-aclaración. Y la respuesta no aclara nada. Ni a mí ni a nadie. Y no es un consuelo, sino la triste realidad. Por eso llega la repregunta de reaclaración de la duda. A ver si tenemos suerte. Y tampoco. Y así hasta el final. Total, que acaba la rueda de prensa y no sabría decirle qué han explicado, qué han anunciado y cómo harán lo que han dicho y explicado. Pero lo peor es que los periodistas que tienen que explicarlo a los ciudadanos, tampoco han aclarado nada.

Total, que si nadie ha entendido qué salían a explicar, todo lo que han explicado no queda explicado y, por lo tanto, no ha servido como explicación. Pregunta: ¿Ya que se supone que salen a explicarnos cosas, no sería interesante que las entendiéramos? ¿Y si el problema es que no tenemos un nivel suficiente, no sería posible bajarlo un poquito a ver si somos capaces de aclararnos? Y quizás así lo podremos explicar a una ciudadanía que asiste estupefacta a horas y horas de palabras y más palabras que no entiende.