El 155 cumple un mes y Catalunya cada día hace mejor cara. Es lógico. Gracias a él se ha acabado la anarquía revolucionaría tumultuosa provocada por peligrosas guerrillas violentas sedientas de sangre. La mano firme del querido y respetado líder supremo ha permitido que en un intervalo de tiempo tan reducido hayamos pasado del caos más absoluto a una reedición de los 25 años de paz. De momento, pero, en versión 30 días.

Los catalanes normales y de bien están democráticamente felices. Van por la calle sonrientes. Saltan alegremente por el gozo incontrolable que les brota infinitamente por los poros de la piel. Se abrazan. Se besan. Y comentan: "¡Qué alegría, cuánta convivencia que tenemos ahora! ¡Y en tan poco espacio! Porque somos un país pequeño, pero grande gracias al 155". Vaya, que sin el yugo totalitario del golpismo indepe, los catalanes nuevamente hacen cosas, que es lo que acostumbran a hacer.

Sí, es cierto que de momento no llueve, pero la actual sequía todavía es consecuencia de los días de plomo vividos con la insurrección. Ya verá como gracias al 155 eso pronto será como Venecia. Pero con agua limpia.

La gente que está organizando con recuperado ánimo las cenas de empresa de Navidad están anulando el amigo invisible para hacer 155. Miles de parejas catalanas, en la privacidad marital, se dicen mutuamente: "¿Hacemos un 155?". Y se responden: "¿Un 155? Mmm, calla, calla, que nos oirán los vecinos a dos calles de aquí". En los pesebres catalanes el caganer será sustituido por un 155. Los grupos castellers ya ensayan construcciones con folre y 155. TV3 se plantea, aparte de dejar de provocar un sectarismo adoctrinador hecho por anormales, cambiar el actual nombre de la cadena por el de TV155. Los matrimonios que se han hecho amigos a través del grupo de whatsapp de la escuela, los fines de semana ya no hacen calçotades sino 155.

Y, ¿sabe por qué pasa todo eso? Porque el 155 nos ha cambiado la vida a mejor. Porque con el 155, por fin, se respeta la Constitución y el código penal como es debido. ¿Y, qué quiere decir "como es debido?" Pues que la ley se interpreta como diga la banda del 155, que por eso son quien lo aplica y quien decide qué es la ley y qué no es la ley.

Gracias al 155, por fin se ha eliminado la autonomía como tal y el Estado se ha hecho cargo del control de la región. Y no sólo de la parte económica, como pasaba hasta ahora.

Gracias al 155, por fin se ha acabado con la lacra del libertinaje del pensamiento. Gracias al 155 se ha acabado con eso de que todo el mundo pueda decir lo que quiera y que los humoristas puedan hacer odio disfrazado de humor. Gracias al 155, caricaturistas, directores de revistas, payasos y personajes de ficción diversos tendrán que responder de sus excesos ante los tribunales. En el mundo del 155 sólo pueden decir lo que quieran, insultar y amenazar a quien los catalanes normales y de bien deciden que pueden hacerlo.

Gracias al 155, los criterios para aplicar la prisión provisional son homologables con las grandes democracias de la galaxia. Y es así como juristas y expertos de otros sistemas solares han venido para aprender qué es la auténtica justicia justa que emana de la separación de poderes más absoluta y radical nunca vista.

Gracias al 155, el vicepresident y la mitad de los consellers de un gobierno elegido democráticamente han sido transportados en vehículos policiales como si fueran ganado. ¡Ojo, y a callar, eh!

Gracias al 155 se han acabado las manifestaciones violentas organizadas sólo por provocar a pacíficos policías que tenían que defenderse a base de hostias y vaciando ojos, una cosa que se ve que hace tanta gracia que ayer Forges publicó en El País un chiste muy divertido sobre el tema. Un Forges al cual, naturalmente, en este caso no le afecta el 155 porque él no es gentuza que mira el InfoK.

Y podría continuar horas repasando las maravillas que nos ha traído este 155 que prohíbe el color amarillo y que obliga llamar al president de la Generalitat y a los consellers que están en el exilio como "aquellos sediciosos" y a los presos políticos como aquellos "que están mejor que en un hotel y gratis". Sí, podría continuar, pero me lo impide la emoción de comprobar todo el beneficio que nos ha provisto el 155.

Y ahora, si me permite, voy a respirar muy profundamente y a llenar mis pulmones de democracia. ¡¡¡Por fin!!!