Pues al final el Tribunal Supremo ha dicho que aquello de La Manada fue una violación y ha elevado las penas iniciales de 9 años hasta 15.

Por lo tanto, eso que se conoce como "el alto tribunal", ha admitido los argumentos de los recursos presentados por la Fiscalía, por los abogados de la víctima y por las acusaciones particulares ejercidas por el ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno de Navarra.

Ahora la pregunta es: ¿se ha reparado el daño? O espere, planteémosla de otra manera: ¿la justicia ha demostrado que es una institución que funciona o precisamente tal como ha ido todo queda demostrado que no? Y le desarrollo la pregunta.

El tribunal de Navarra que redactó la primera sentencia tomó una decisión que cayó como una bomba en la mayoría de la sociedad española. Y, sobre todo, lo que escandalizó fueron los argumentos de uno de los jueces que, más o menos, decía: "es que van provocando y la chica esta tuvo lo que buscaba. Que ahora no se queje".

Pero lo peor de aquella sentencia fue la banalización del hecho. Mucha gente recibió el mensaje que aquel era el caso de una putita reprimida que quería saber lo que son cinco machos de verdad, que después se arrepintió porque se dio cuenta de que era una guarra y buscó la ruina de los pobres chicos que sólo habían satisfecho una inocente fantasía. Aquello del "hombre, es que ni los jueces lo ven tan grave...".

Eso y el tratamiento que algunos medios de comunicación hicieron al principio del caso (una cosa que también hay que decirla) provocó que muchas manadas que circulan por nuestras calles descodificasen que lo que habían hecho aquellos cinco individuos durante los sanfermines era un divertimento más de una noche de fiesta. El menú de la madrugada del sábado perfecta era botellón a saco, vomitonas varías, sudor, mearse encima y acabar llevando una guarra que quiere caña a un descampado. Porque es lo que todas desean. Porque es que lo han visto en las pelis porno y se ponen perrakas pero no se atreven a decirlo para no quedar mal.

Y aquella misma justicia que decidió aquello y que envió un mensaje que hizo que millones de mujeres se sintieran totalmente desprotegidas y humilladas por parte de quien tiene que hacer cumplir la ley y castigar a quien la vulnera, ahora, aquella justicia rectifica. No sé si repara, pero rectifica.

Quizás usted me dirá: "señor juntaletras siempre tan crítico con la justicia política y ahora que lo arreglan, ¿tampoco está contento? La cuestión es criticar". Bien, pues precisamente ahora es cuando hay que ser más crítico. Si hoy han decidido que aquello fue una violación es porque ha habido una gran presión social que no habría entendido otra sentencia. Démosle la vuelta al argumento. Imagine si la primera decisión era impresentable que la justicia no ha tenido más remedio que aceptar las presiones de la opinión pública.

Y, claro, una justicia que no es justa de oficio sino que tiene que enmendarse porque la liado tanto que la calle no admitiría ninguna otra cosa, es una justicia que tiene un problema. Y no menor.