La situación en Catalunya y la medicina son dos temas sobre los cuales todo el mundo se atreve a pontificar. Y aquí un servidor siempre hace la misma pregunta: ¿Usted se dejaría operar por alguien que en su vida ha pasado ni siquiera por la acera de delante de un hospital? Yo no. Pues con Catalunya, lo mismo.

Hay un montón de gente que sabe tanto de Catalunya como de quirófanos y no han estado en ninguno de los dos lugares. Y te das cuenta de que son de una mezcla de marcianidad e ingenuidad cuando vas a Madrit (concepto) y personas que entraría dentro del apartado de "gente normal" te hace unas preguntas sobre la situación en Catalunya que son una mezcla de marcianidad e ingenuidad tal que sólo puedes acabar mirándote a quien te interpela con una gran ternura. Y le abrazarías y todo.

Tantos años de propaganda por twitter, mar y aire (frase de Carles Capdevila) han resultado efectivos. Y de repente te encuentras a un señor de Murcia (por decir un lugar al azar) que te explica a ti qué está pasando delante de tus narices. Y cuando eso sucede no puedes evitar pensar en las barbaridades que debemos haber dicho todos juntos sobre decenas de cuestiones.

Pero, hablando de cuestiones... la cuestión: El usuario @miquelstrubell ha colgado hoy en twitter este fragmento de la entrevista que Pablo Motos le hizo a Júlia Otero en el programa El Hormiguero de Antena 3:

Júlia Otero es catalana de origen gallego y vive en Catalunya. Y en este vídeo explica su realidad cotidiana. Y poco más o menos es la realidad de la gran mayoría de catalanes. No, no vamos por la calle con catanas, ni con goma 2, ni insultando a quién habla español, ni adoctrinando niños, ni robando la merienda a los abuelos.

Y, sí, es cierto que con según quién no hablas de política para evitar discutir de lo que discutimos desde hace mucho tiempo y que siempre acaba sin llegar a ningún sitio. Ni quién piensa A convencerá a quien piensa B, ni viceversa. Y por eso lo dejamos estar. Pero no, al contrario de los que afirman muchos que lo más cerca que han estado de Catalunya ha sido en Raticulín, aquí no suspendemos comidas de Navidad (ni de Sant Esteve) para evitar acabar todos en comisaría. Y le diré más, al principio de los años 70 del siglo pasado yo estuve en una comida de Navidad que acabó en comisaría. Y entonces no sólo no había Procés sino que todavía estábamos instalados en el "Plan de Desarrollo" y todos los antifranquistas decían que eran del PSUC.

Pero lo más sensacional de ver y oír a Júlia Otero explicando la realidad es que provoca un cuádruple sentimiento. El primero de sorpresa por oír a una persona diciendo esto en una cadena como Antena 3. El segundo es de "ya era hora" porque por fin aparezca alguien diciendo la verdad y dando su opinión sin ofender (ni ofender a la gente en general ni a la inteligencia). El tercero es una especie de agradecimiento mezclado con apoyo porque sabes que a veces no es fácil evadirse de las presiones. Y el cuarto, relacionado con el anterior e inevitable, es una cosa parecida a "caray, qué valentía". Y este último es el más terrible. 

Sí, porque estos que pontifican sobre Catalunya desde Ganímides, son los mismos que afirman que Catalunya es el país del pensamiento único donde quien discrepa está perdido. Pero un día, si quiere, hacemos la lista de los caídos en combate por no decir que piensan lo que el pensamiento único unionista dice que tienen que pensar. Y no será una lista precisamente corta. Tener personalidad no está de moda.