Una de las principales asociaciones de jueces es la Asociación Profesional de la Magistratura (APM). Según su cuenta de twitter tiene más de 1.300 miembros en Catalunya y es la mayoritaria.

En su cuenta, @JuecesAPMCAT tuitea noticias relacionadas con la justicia, sí, pero sobre todo tuitea noticias relacionadas con la política. De hecho, de los últimos quince tuits publicados a fecha lunes 20 de agosto del 2018 a las siete y media de la tarde, doce tenían relación con temas políticos.

Y el día citado y a la hora citada, el tuit fijado en la cuenta es justamente este:

De entre los tuits recientes, como para destacar algunas, encontramos dos donde la asociación de jueces mayoritaria en Catalunya critica duramente al Govern. En una de ellas incluso califica su actuación con el simpático adjetivo de "torticera":

Una cuestión interesante de esta cuenta de la asociación mayoritaria de jueces en Catalunya es que las cosas tan interesantes que tuitea no pueden ser leídas por todos los ciudadanos que tienen una cuenta en twitter. Y, sabe por qué? Pues porque esta cuenta bloquea a los usuarios que no les tienen mucho aprecio. Y unos de los ilustres silenciados es Jordi Pina, abogado de Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull. Lo ha explicado él mismo este domingo en este tuit:

Interesante en que una asociación de jueces bloquee abogados, ¿no cree?

Coincidiendo en el tiempo hemos visto cómo saltaba a la fama tuitera el señor Antonio Salas, juez del Tribunal Supremo.

Su insistencia opinativa en la red ha generado una riada de respuestas de ciudadanos (y de ciudadanas) que han aprovechado para manifestarle al señor Salas sus rotundas discrepancias. Y el señor Salas ha optado por contestarles personalmente a todos (y a todas), con lo cual en su cuenta se ha generado tanto de movimiento que sólo entrar pasa corriente de aire.

Y es así como tenemos un juez del Supremo discutiendo, por ejemplo, sobre la constitucionalidad de la pancarta alusiva a Felipe VI y colgada el viernes en la plaza Catalunya de BCN:

Si quiere entretenerse leyendo el resto de sus opiniones y, sobre todo, sus respuestas, la cuenta es @salascarceller1. Pero ya se lo aviso, necesitará un laaargo rato porque el señor Salas lo contesta todo, señal que tiene mucho tiempo para dedicarlo a twitter.

Pero, claro, esta intensa actividad ha provocado que algunos usuarios se pregunten si es normal manifestar públicamente tantas opiniones y con tanta vehemencia. El señor Salas cree que no:

El señor Salas defiende que cuando hace de juez aplica la ley y que cuando opina, opina. Y como todo el mundo tiene opiniones, sean jueces, periodistas, astronautas, sexadores de pollos, verdugos o fabricantes de repelentes para mosquitos, todo el mundo tiene que poder opinar. Ahora bien, ¿todo el mundo tiene derecho a expresar sus opiniones políticas? O sea, ¿es aceptable que un juez del Supremo que juzga políticos y temas relacionados con la política, pueda manifestar públicamente sus opiniones? Ojo, y no por los ciudadanos juzgados, que también, sino por el propio juez.

Todos sabemos que la ley es de goma y tiene muchas interpretaciones. Y gracias a Llarena hemos descubierto que, si hace falta, la ley se inventa a gusto (es mi opinión, porque yo también tengo derecho a opinar. Y de hecho, eso mismo también lo opinan las justicias de Alemania, Bélgica y Escocia. De momento).

Pues bien, si un juez tiene una opinión A sobre un tema político. lo expresa públicamente y llega un día en que tiene que tomar una decisión sobre este tema (o resolver un recurso) y decide A, le caerán las críticas como el agua cae durante una tormenta de verano. ¿Por qué? Porque le diran ha usado la ley para aplicar su opinión como ciudadano, aunque no lo haya hecho. Y si decide B, también le caerán las críticas porque le dirán que lo ha hecho condicionado por haber expresado públicamente su opinión.

Por lo tanto, señores jueces (y señoras juezas) con ganas de hacer política, Ustedes hagan de jueces (y de juezas) y no de opinadores (y opinadoras). Ojo, e insisto, no por nosotros, sino por ustedes. Sí, la fama es muy bonita, pero es efímera. Y los abrazos en los juzgados mientras te dicen que eres un "campeón" reconfortan mucho, pero a los jueces, por mucho que les llame la política, les pagamos para que juzguen. Y ya tienen bastante trabajo en su negociado como para pasarse todo el día en twitter discutiéndose con la gente.

Bien, a no ser que esta sea su gran aspiración en la vida. En este caso mejor que dejen la carrera judicial y empiecen la carrera como opinadores y tuiteros influyentes. Pero sin acercarse a ninguna sentencia.